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La misma actitud hacia la libertad de prensa que causa el incidente de Charlie Hebdo subyace los arrestos que suprimieron el "performance" de la Bruguera. |
Cuba es
insularidad. El exilio y la disidencia -encerrados
en su tragedia- no lanzan puentes a otras víctimas de encarcelamiento injusto,
tiranía, censura o violación de los derechos humanos. Tanto la disidencia
cubana que cada vez se hace más fragmentada (veremos neohelegianos,
camagüeyanos-derrideanos) y los exiliados (el PPeista Montaner, el grave Ramón Saúl,
la pintora Ninoska y la Fundación) desconocen el itinerario que emancipara a la
comunidad afroamericana. Su narcisismo les privó de un aliado que otorgaron a
un tirano racista.
El 7 de enero, Francia
y Occidente se sacudieron cuando un grupo de yihadistas afiliados a Al Qaeda penetraron
en el semanario Charlie Hebdo y balearon a doce personas. Emblema de la
libertad de prensa, la publicación había sido objeto de múltiples amenazas por
organizaciones integristas musulmanas. Ya el 8 de enero el eslogan “Je suis
Charlie” se manejaba internacionalmente a partir de la imagen que Joaquín
Rancin creara en la red Twitter. En las manifestaciones en Bruselas,
Estrasburgo, Toulouse y hasta Miami Beach todos se solidarizaban con los
principios de libertad de expresión. Lamentaban el homicidio y se afirmaban los principios de una sociedad pluralista y de derechos.
Bajo el título “Yo
también exijo” la artista Tania Bruguera planteó un performance para el 30 de
diciembre donde cada participante manifestara una exigencia dentro del espacio de un
minuto. Por las redes sociales se invitaba a todos a someter textos breves.
Tras una negativa de Centro Nacional de Artes Plásticas, el Centro Wifredo Lam, comenzaron las amenazas personales asimismo publicándose un manifiesto de la UNEAC. El gobierno de Raúl Castro ya había abierto relaciones diplomáticas con Estados Unidos, arrestó a Reinaldo
Escobar, editor del periódico 14ymedio, Víctor Ariel González, Boris González
Arenas, Pablo Pascual Méndez, Antonio Rodiles, el pintor Luis Trápaga y el
disidente de UNPACU/SOMOS+ Eliécer Ávila. La “performance artist” quedó arrestada en la comisaría de la Avenida de Acosta encarando
acusaciones de “resistencia y desorden público”. Tras días de “conversaciones”,
la comunidad artística y periodística escribió una carta a Raúl Castro. Por el
momento ya se encuentra en libertad.
Diferencia no hay
mucha en la censura. Una dio al traste con el performance de la Bruguera y la otra con barbarie aniquiló a seres humanos en París y dinamitó al Hamburger Morgenpost. Padeciendo
del mismo mal ni en Cuba (salvo un recuadro en 14ymedio) ni en el exilio se escucharon
pronunciamientos de alianza con los principios que llevaron a millones de
personas a las calles de París. Nos arrebatan los derechos pero el drama cubano,
ése, es único. Nonpareil. Nous sommes Cuba.
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¿Dónde están los
cubanos?
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