9 de agosto de 2008

Jaime Bayly: ¡al Bar Azúcar! / Periodismo a la usanza 'BalseroTV'


La Dama de Cao, Jaime Bayly, maquillada para Balsero TV y sin maquillar en su fosilizada realidad.

Confieso que he sido infiel. He faltado a mis rigurosas citas nocturnas con Anderson Cooper, el guapo, serio y aristocrático presentador de CNN, con “Countdown” en MSNBC y con Charlie Rose. Me dejé llevar por el factor circense y acabé en el lodazal del subdesarrollo. Jaime Bayly, “La Dama de Cao”, me arrastró a Macondo. Es verdad que su wunderkammer de vídeos como los del colorido Ministro de Defensa de Perú o los demenciales soliloquios del simio Chávez o la criatura prehispana Evo Morales tienen el valor de entretener con lo inaudito, lo fuera de contexto, lo risible, aquello que se explica sólo al ocurrir dentro de "lo real maravilloso". También hacen patente la triste comedia de la condición hispana.

La hibris (ὕϐρις húbris) de la momia mochica es el narcisismo: ese constante juguetear con su cerquillo al estilo paleolítico buscando cualquier vericueto para apabullarnos con el gastado tema de su bisexualidad, esos monólogos que lindan ya en ser sermones pagados por el partido republicano. ¡Qué decir de sus lecciones sobre la escuela capitalista Milton Friedman a la que ni se suscriben los neoconservadores más ortodoxos! De un personaje con cierto filo crítico ha pasado a comisario de Cheney, Karl Rove, el corrupto Paul Wolfowitz expulsado del Banco Mundial por nepotismo y Popeye el Neocon, Richard Armitage. Sí ese chismoso de barrio Richard Armitage que descubrió la identidad de una agente de la CIA al comentarista conservador Bob Novak.

En uno de mis noches de aventura por el Macondo televisivo, la Dama de Cao, Bayly, (el espectador tiene que mofarse ante tanto soliloquio pato-lógico) apuntó que estaba tentada a votar por McCain sólo por molestar a Chávez y a Castro. Delira la momia. Si es ciudadana, de lo que tengo sana duda ¿por qué someternos a los que vivimos y somos ciudadanos de Norteamérica a una mala gestión sólo por molestar a dictadorcillos delirantes? Es más, Fidel yace anegado en heces, lógico final después de cincuenta años de excremento revolucionario. Es este tipo de razonamiento (o falta de) lo que me indica que estaría mejor Bayly en el Show de Mari Loly, en la boite Azúcar o con Mari Triny. Que deje el comentario y se dedique a PaparazziTV de la política.

De no ser tan elevado su nivel de arrogancia, se le perdonarían sus errores pero… ¡es tan pedante la momia! En su transmisión del jueves pasado alegaba categórica y rimbombante, que el candidato presidencial por el partido demócrata, el Senador Obama, había hecho su alocución desde la puerta de Brandenburgo. Sin saber de lo que hablaba (ni ha pisado Berlín ni sabe localizarla en un mapa) “hablando por boca de ganso” no reparó en el hecho obvio que el candidato había seleccionado como foro la Columna de la Victoria en el Tiergarten.

Dijo, un poco más adelante, que la única credencial que podía traer el Senador Obama a su electorado era su graduación por la facultad de derecho de la Universidad de Harvard, cosa que a ella no le impresionaba porque, a su modo de ver, el otro presidente que había egresado de allí era Franklin Delano Roosevelt y ya se sabía el saldo de su gestión. Olvidemos haber sacado a Estados Unidos de la depresión económica, la victoria de la Segunda Guerra Mundial, instaurar el modelo económico Keynesiano, el crear un nuevo paradigma y rol para Estados Unidos en el mundo de la posguerra. Olvidemos a Kennedy y echemos un vistazo atrás para enumerar todos los presidentes que desde el XIX han estudiado en Harvard. Lo que más molesta es la inflada superficialidad de esta osada guerrillera mochica. Todas estas generalizaciones y tonterías me reafirman que la petulante Bayly de BalseroTV es toda cotilla y rendiría mejor función en el Bar Azúcar, animando el varieté.
_______________________________
Nota: No es normal, profesional ni moral traer a una nota o comentario periodístico la orientación sexual de una persona. Jaime Bayly ha hecho carrera con su trayectoria sexual. Su modus operandi, coqueto, es un constante ero-juissance a la bisexualidad, jugando el rol del enfant terrible. Es por ello que, como ese rol no le pertenece en exclusiva, jugamos con las reglas que su personaje ha planteado.