7 de diciembre de 2012

Comercio y Vanidad: Art Basel y las ferias miamenses




Jan Brueghel La feria campestre y Art Basel/Miami Beach otra feria campestre con "bling bling"
 

Comercio y Vanidad: Art Basel y las ferias de Miami

Se desbordaron las márgenes. El caudal de VIP’s atascaba las carreteras que conducen a Miami Beach. Los suizos, que todo tratan de cronometrar, pensaron que separándonos en jerarquías y orden de entrada, evitarían el caos. Olvidaron que algunos como Micky Arison llegarían al selecto cóctel y visita para coleccionistas. Otros clientes como Puff Daddy o Puffy Diddy o Sean Charles (como se haga llamar en la actualidad) despliega su aparatosa máquina de seguridad para ser adulado por el público.

No hay millonario ni jeque que merite levantarse a las diez de la mañana. Leslie, amiga neoyorquina, es radar que registra las obras importantes, los que están y hasta los bolsos Birkin que llevan las damas.  Se le ha advertido que como los coleccionistas Bridge and Tunnel y miamenses, las Birkins que se vean después de las tres de la tarde, de la China pasaron por Canal Street. The Art Newspaper se vio en la necesidad de abrir su edición especial con un artículo en defensa de la artesanía que constituye el producto principal a la venta: arte contemporáneo. En vista de los sonados desertores al aparato que lo sostiene, el diario londinense daba prioridad editorial a su apología “¿Quién le teme al arte contemporáneo?”  El New York Times se sumó a la apología pro adefesios actuales frente a la crítica contra el poder narcisista coleccionista y la influencia del mercado como criterio estético. Como era de esperarse, Patricia Cohen acudió al almacén de los Rubell a quienes bautizó "decanos del chispeante escenario creativo miamense". Todo es cuestión de dar desayunos a la prensa hambrienta y cultivar la fama con esmero. Jason Rubell, sin conocer la condición de la mayoría de los pintores y escultores, espetó, capitalista al fin: “el mercado apoya los artistas”. Claro, cuando llegan al status de Damian Hirst o Takashi Murakami. Olvida que la demanda se manipula con todo tipo de estratagemas, visiones, manipulaciones de mercadeo y trucos publicitarios. Añade: “es una industria que sin el comercio no existe”. Su weltanschauung no puede hacerse más evidente, se trata de industria y comercio. El valor comunicativo, estético, psicológico, como interrogación o misterio de una obra se hace a un lado. El padre, Don Rubell, ginecólogo y ahora al parecer historiador de arte, apunta al diario neoyorquino que los mecenas ricos siempre han existido “desde los faraones hasta los Medici”.  Olvida el ginecólogo que ni los faraones ni los Medici se enriquecían especulando con obras de arte. No recuerdo museos o fundaciones donde se afanaran el Vaticano o la nobleza por mostrar su inventario aumentando el valor financiero del opus expuesto. No recuerdo encargos a Vasari que resaltara ciertos pintores para otorgarles autenticidad. No se registran actividades autopromotoras chez Lorenzo de Medici, Amenhotep I ni Felipe IV con el fin de salir en listas de poderosos coleccionistas (el lunes Art and Auction hizo publicar la suya). No recuerdo a los D'Este ni a los Habsburgo ni a los faraones manipular el arte a beneficio de los bienes raíces en un segmento geográfico de Luxor, Florencia, Ferrara, Urbino, Madrid o Viena.  

“Cabrón avaricioso” de Barbara Kruger en Art Basel

Según ArtInfo.com se han divulgado cuatro ventas de siete cifras. Ponen el promedio  en las seis cifras bajas y cinco cifras. Son aquéllos que compran a precios de “Black Friday” (remate) para alcanzar o afianzar el ansiado status de coleccionista. Muchos que ya tienen tanto invertido en este producto básico no tienen otra opción que sostener el precio con más compras, prensa, fiestas con estrellas, status VIP y otras tácticas de mercadeo. El arte como  camino a la autenticidad social funciona desde la época de los burghers (burgueses) en Holanda siglo XVII.

Las ferias, nos explican Braudel y Sombart (éste último apenas conocido en Norteamérica), representan la semilla del capitalismo. En la época feudal coincidían con los días feriados en el calendario católico. Se traían productos agrícolas y artesanales a puntos clave. A partir de las Cruzadas, la seda, especias, incienso y productos del Levante llegaban a los puertos italianos y a través del tráfico fluvial a ciudades alemanas y de los Países Bajos. Las letras de cambio y el desarrollo de la banca son consecuencias de esta institución. De la misma forma ocurre en Art Basel con la banca. Presenciamos su hermandad con UBS. Tal y como ocurría en las ferias medievales, se establece una relación entre el artesanado y los comerciantes que participan en las ferias, en este caso los artistas y las grandes galerías. La rivalidad existe  entre los artesanos, los marchantes y los clientes por acaparar la atención.



En el Libro de Horas del Duque de Berry se muestra una feria y el intercambio de regalos. En una feria de arte, el evento más codiciado fue una fiesta de Chanel con Lenny Kravitz y Demi Moore o la invasión de mitómanos balseros y sus invitados de la isla al St Regis, reunidos en el evento "paisa" Art Nexus.  
 



 
En el Medioevo, los hermanos Limbourg retrataron el ambiente de las ferias rurales en las Horas del Duque de Berry. En el Barroco, David Teniers, los Brueghel y otros captaron con ironía su ambiente provinciano. Tal y como en Art Basel, las pinturas resaltaban la presencia de un aristócrata. En Miami toman fotos a los multimillonarios NetJet y a las estrellas de Hollywood. Poco ha cambiado.



Todo está a la venta y es material de colección en Art Basel y ArtMiami: bloques de concreto con marcas de las coces de la “artista”, muñecos con dedos agigantados, instalaciones con tubos y anuncios lumínicos. En Miami se hace autopromoción y se consigue status, bienes raíces, sueños y fantasías.

 
Tal y como en las ferias del Medioevo donde todo estaba a la venta: patatas, productos artesanales, seda, lana, joyería, aceite de oliva, todo se vende en el marco Art Basel/Miami Beach. Durante la semana del arte, en sus fiestas se venden bienes raíces, anuncios y crónicas en revistas de arte,  moda, muebles, boletos para fiestas de gala, servicios de acompañantes (las Natashas de las que escribiera el periódico El País), viajes a Cuba, limpieza de efectivo sin recurrir al Vaticano, mediante la afición al arte, mucho lente social (pagado) y Las mil y una noches. Claro que hay Mattas, Lams y Picassos a la venta, toneladas también de artefactos, quimeras bajo la rúbrica de arte contemporáneo. ¿Qué harán los Picassos, los Magrittes, el Chaim Soutine y el Rothko? Regresarán tras el embrujo de cinco días en Miami. “Recuerda”, me dice Marta, vecina en Manhattan y la playa, “Miami es un sortilegio para el que vive en el frío. Se atiborran los aviones en pos de un espejismo”. Lo dice tanto por la mercancía como por las oportunidades que creen encontrar en el área.


¿Cuál será el destino de Miró, Max Ernst y Picaso, éste último lo único de importancia en el prepotente emporio Gagosian?

 
 
Los venezolanos y las élites mexicanas y colombianas continúan como clientela fija en el renglón latinoamericano.  Los brasileños son la nueva presencia en el mercado. Los cubanos adornan, parlanchines. Si algo pueden adquirir no pasa de los diez mil dólares. Los miamenses, engalanados, quieren vender lo en otrora conquistado y mostrado en revistas. Siguen agasajados por el dúo inverosímil del Gordo Molina (mole que corría tras Madonna) y Nina Menocal, defensora a ultranza del condenado pintor pedófilo Agustín Bejarano. Esa es la fiesta de las Cenicientas, de balseros a “socialites”.

Fine Arts Auctions Miami tuvo una buena noche al vender un Monet, una escultura de Robert Indiana y un retrato ruso por cifras millonarias. Se asociaron a un enano maléfico que en su época tuvo subastas en un hotel y una feria por donde se paseaba en un triciclo motorizado. Una hipótesis a considerar lee el "notianuncio" ("¿advertorial?") escrito por Janet Batet  -¿agente publicitaria?, pregunto- en El Nuevo Herald: "Gary Nader, liderazgo en el mundo del arte". un penoso simulacro de periodismo cultural.  http://www.elnuevoherald.com/2012/12/08/1360449_p2/gary-nader-liderazgo-en-el-mundo.html .  Tal es la incompetencia que no se percataron que  Fine Art Auction Miami no es de Gary Nader sino de  de Fredric  Thut como lo prueba su sitio en la red:  http://www.faamiami.com/about_faam.php  
 
Un actor que se independizó del matrimonio Lester (pioneros con los Houghton de la industria y dueños de múltiples ferias) ha ido puliendo su montaje y aumentado su altanería en proporción directa. Ha salido en la portada de una revista francesa. El director de ArtMiami y su equipo han sabido ensamblar un buen rival –realista y complementario- a Art Basel. De todos los satélites y parásitos que nacieron a partir de los suizos, ArtMiami ha sabido enraizarse en la comunidad, institucionalmente y con sus pocas galerías de calidad, obviando la cancela de entrada a los suizos erigida por Fred Snitzer. Las redes europeas se extienden y si los resultados no son siempre felices, contribuyen una sana alternativa a las artesanías inauditas que ofrecen los de Basilea.  La feria ya cuenta con dos tiendas de campaña y una tramoya para extrañeces. Funcionan con el mismo sistema de VIP’s pero a menor escala que los del Centro de Convenciones. El “bonitillo” actor frustrado sabe que en ArtMiami su clientela no es Spiffy Daddy ni Brad Pitt. Conoce su mercado y escoge galerías que le vendan alternativas sensatas a niveles de precio razonables. 


Amelia Peláez, Naturaleza muerta en verde, 1947 en ArtMiami y Roberto Matta, Morphologie Pshychologique, obra antológica del 1938 en Art Basel.                     


Las ferias de yates, autos, ordenadores y arte continúan una tradición que dio comienzo al capitalismo. Los que necesitan del tipo de oferta que nunca llegará al Pérez Art Museum (antiguo Miami Art Museum) saben que anualmente los marchantes de trayectoria formal y juiciosa muestran Max Ernsts, Magrittes, Giacomettis, los Die Brücke, Claudio Bravos, Bacons, Riveras, Mattas y de Chiricos, entre otros maestros del modernismo. ¿Hay que aguantar las cascadas de VIP’s? Sí. Las ferias son festejos que celebran el consumo. El arte aún más pues es mercancía cuyo comercio apela a la vanidad más que al conocimiento y la historia. Se sabe que la producción de la última mitad del siglo XX  y lo que va del XXI fluctúa con los ciclos económicos y los modismos. Los criterios fundamentales que guían a los compradores son la especulación a alto riesgo y la vanagloria de aparecer en las listas de "poderosos". ¡Por el museo que dura una semana, que siga el hechizo, la soberbia y los desvaríos!

Los Ernst, Magritte, Picabia, Giacometti, Soutine y otros maestros del modernismo
no desfilarán por el Pérez Art Museum



 

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