29 de julio de 2010

La triste historia de Vicky la guerrillera

Alix von Hesse quien se convertiría en la zarina Alexandra Feodorovna aprendió ruso tras su desposorio con Nicolás II. Vicky Peláez, espía, barriendo las calles de Moscú y sin aprender el idioma de Tolstoi.

La triste historia de Vicky la guerrillera

Justo J. Sánchez

VARIAS VERSIONES DE ESTA NOTA SE HAN PUBLICADO EN CUBANET.ORG, EN ATANAY.COM Y EN EL ROTATIVO NEOYORQUINO NEW YORK DE DIA. AGRADECEMOS PROFUNDAMENTE SU DIFUSION.

“Vicky la Guerrillera” es la saga veraniega que sigue los pasos a una comunista de suburbio. De Yonkers surge a la fama en la cárcel para alcanzar su apoteosis en el Kremlin. El enfoque noticioso se ajusta al modelo desarrollado por la ficción de espionaje, en guiones televisivos y cinematográficos. La pobre Peláez, tan poco agraciada y burda, nunca le llamaron “la Mata Hari peruana”, no pudo ser "chica James Bond”.

Vicky Peláez, poco agraciada y burda nunca pudo ser la "Mata Hari peruana". Retorcida por el odio pero casada con un blanco –¡y ruso!- no  consiguió superar sus lesiones.

Tras su desposorio a Nicolás II en 1895, Alix von Hesse, nieta de la reina Victoria, se apresuró a aprender ruso, faena que realizó con éxito. Es difícil que Vicky Peláez a sus sesenta años y sin futuro como zarina llegue a manejar la lengua de Tolstoi. En Nueva York tropezaba con el inglés. Es dudoso que entonara canciones patrióticas con sus nueve colegas y Vladimir Vladimirovich. No estoy seguro si “La flor de la canela” esté traducida al ruso.


El Primer Ministro de la Federación Rusa prometió a la Peláez y al grupo de espías un gran futuro. Se sabe que recibirán un estipendio y vivienda gratuita. Ya adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando su destino: vivienda subvencionada, escondrijo “communalky”, pisos conocidos como “’hrushebi”, fríos hasta para los ratones. La pensión prometida, suficiente para comprar escasos víveres y vodka en los inmundos puestos del mercado Kroshka Kartoshka. No alcanzará para comprar en GUM ni frecuentar Nikolskaya Ulitsa. Moscú se caracteriza desde el 2005 por ser la ciudad más cara del mundo. ¿Por qué cambió el ceviche por un plato de borscht?


Venderse es parte de la trayectoria de la Peláez. La que escucha ahora canciones de la Guerra Fría y bebe vodka putinsky nunca pudo escaparse de la bipolaridad política. No era una mente para la sutileza. Resentida social de una élite excluyente en Perú llegó al país donde se le abrieron puertas de las oportunidades aún sin dominar el idioma. Retorcida por el odio pero casada con un blanco –¡y ruso!- no pudo superar sus lesiones. Vivió una vida de compensación como mecanismo de defensa.  Se aferró a los ideales de su fuente de legitimidad, su marido blanco. Para una persona sin inglés, que nunca se aventuró dentro del mundo norteamericano, que permaneció durante treinta años enconada en las márgenes de la Latinalia, las consignas de la época comunista rusa o del Tercer Mundo castrista eran suficientes para sostener su cosmos y su periodismo rojo.


Y no es que la vida de la Peláez sea un simulacro, es que se vive en la  hiperrealidad (imágenes, espectáculo, rejuego de signos). EL DIARIO y la empresa IMPREMEDIA crean un mundo de fantasía poblado por periodistas radicales como Vicky y Gerson Borrero. Ese Disneyland es un universo de entretenimiento donde no existe profundidad de análisis, sólo posturas y estratagemas tremendistas. Para distraer al público y mantener el nivel de ventas, colocan a estos seres sobreactuados, excesivos y exorbitantes a dar vueltas centrífugas y destructivas (véase al propio Jorge Ramos en UNIVISION). Los televidentes y los pocos lectores que le quedan a IMPREMEDIA esperan el espectáculo. Poco importa hacer hermenéutica del editado acontecer diario. Aquí aplica la tan gastada frase: “la fuga del desierto de lo real”.


La Peláez se vendió a las empresas que utilizaron su odio y superficialidad, su adolescente idolatría por los caudillos. Fue ficha para fines comerciales, para aumentar la circulación. Sin ser expertos en mercadeo ni clientes de McCann Erickson, IMPREMEDIA advirtió que el daño estaba hecho por tantos años de mal periodismo. Si quería sostenerse en el mercado, tendría que brindar la misma oferta pero con más sazón. Mónica Lozano y su equipo nunca consideraron la opción del cambio radical. Pasaron por alto las nuevas oleadas de inmigrantes que vienen de países donde se lee buena prensa. Se quedaron congelados en el status quo. Allí morirán.

El público, mientras la protagonista Vicky Peláez barre vestida con una babushka la Plaza Roja, se pregunta: ¿cuándo llega el próximo capítulo? ¿Buscará refugio en su Cuba idealizada haciendo periodismo en La Garrapata o en Ancianidad Rebelde? ¿Terminará con su hermana en una favela carioca, parte de una escola de samba para comunistas en tercera edad?   ¿Se descubrirá que es descendiente de un Romanov mezclado con inca?  No dejen de sintonizar "Vicky la Guerrillera".

24 de julio de 2010

Charlie: ‘bien paga’o’

Charlie Rangel, El avaro y la muerte, basado en una pintura de El Bosco. ¿En presencia de la muerte de un político avaricioso y soberbio?


Charlie: ‘bien paga’o’

Justo J. Sánchez


Na te debo,
na te pido,
vete de nuestra vera
olvídate ya
que paga’o con oro
tus carnes morenas
no maldigas paya
que estamos en paz.
Bien pagá’o,
si tú eres el bien pagá’o
porque tus besos compramos
y mi te supiste dar
por un puñao de parné,
bien pagá’o.
La bien pagá


(Ramón Perelló, Juan Mostazo -  "La bien pagá")


La directora de un grupo independiente y progresivo –Citizens for Responsibility and Ethics in Washington- pidió la renuncia del congresista Charles Rangel al darse a conocer el curso a tomar por el Comité de Ética de la Casa de Representantes. La misma tarde el egocéntrico político se enfrascó en una agria polémica con Luke Russert, corresponsal de la cadena NBC sobre lo que calificó de preguntas “tontas”. Al día siguiente el encumbrado político llamó al benjamín Russert a pedir disculpas.

Tendría todo coherencia si la conducta que el propio Rangel ya concede como errónea (olvidarse de declarar ingresos al fisco) se alegara de los republicanos residentes en la ratonera de la calle C, del republicano Senador Ensign que sobornaba a su amante y familia, de Bill Frist, del bailarín Tom DeLay o del propio partido Republicano que solventa la diversión de sus agentes en un bar de lesbianas. La hibris de Charlie será su falta trágica, su hamartia. The New York Times revela que las negociaciones que a puertas cerradas se sostuvieron entre el político y el comité de investigaciones se rompieron por  consternación hacia el “legado” y el lenguaje de las declaraciones de culpabilidad.


El demócrata neoyorquino se enfrenta a un juicio público en la Casa. Su tozudez lo mantiene desafiante ante las alegaciones de existir evidencia sustancial para declararlo culpable de esconder ingresos procedentes de una villa en la República Dominicana, de aceptar cuatro pisos de alquileres controlados en Nueva York y el uso de su influencia a beneficio de una compañía petrolera que haría donaciones al centro Charles Rangel en el City College. ¿Narcisista? ¡Una compañía petrolera! Es de suponer que el representante de Harlem sea “progre” y vele por los intereses de los pobres y las minorías, nunca de las petroleras.


Con la “machanguería” que lo caracteriza afirmó el viernes que “con el testimonio que daré en el Congreso les haré saber quién es Charlie Rangel”. Sus abogados, mientras tanto, tratan de abortar el lanzamiento público del informe preparado por el Congreso. Se afanan por buscar un acuerdo que el “guapito de barrio” puda aceptar: un regaño menor que evite censura o  recomendación de renuncia y una declaración de culpabilidad.


Charlie, “bien paga’o”, tu avaricia y soberbia te llevaron a transitar el trágico camino de la traición.


Na te debo,
na te pido,
vete de nuestra vera
olvídanos ya
que pagao con oro
tus carnes morenas
no maldigas paya
que estamos en paz.


ULTIMA NOTICIA

Informa The New York Times:
Rangel to Stand Trial Before House Panel in Ethics Case


By DAVID KOCIENIEWSKI

Published: July 29, 2010

WASHINGTON — The House ethics committee laid out 13 charges of House rules violations against Representative Charles B. Rangel on Thursday, and began the process for a rare public trial on the charges.

The move came after Mr. Rangel, a veteran congressman, failed to reach a settlement to avoid the rare and potentially embarrassing proceeding before the committee gathered at 1 p.m.

Mr. Rangel’s lawyers continued to hope they could still settle the case. The charges against Mr. Rangel, a Democrat from Harlem, include multiple breaches of the House ban on accepting gifts of more than $50 and of the requirement that members act at all times in a way that reflects creditably on the House.

The charges involve four areas: Mr. Rangel’s solicitation of contributions to a school to be named in his honor at City College of New York; his errors and omissions on his House financial disclosure forms; his acceptance of rent-stabilized apartments in Harlem, including one for his campaign office; and his failure to report and pay taxes on rental income on a beach villa he owns in the Dominican Republic.

(c) THE NEW YORK TIMES










19 de julio de 2010

Del velorio a la pachanga


Del sueño a la realidad. Cómo la farándula y las fieras de rapiña se despiden de Olga Guillot

UNA VERSION FUE PUBLICADA EN TUMIAMIBLOG.COM
AGRADECEMOS PROFUNDAMENTE A NUESTROS COLEGAS POR LA DIFUSION.

Del velorio a la pachanga

Justo J. Sánchez



Enrique Teuteló e Iván Román comparten en Facebook que Univisión alcanzó puntajes superiores a ABC, NBC, CBS y otras cadenas el jueves en la noche gracias al programa “Premios Juventud”. Desconocen la trama del sainete. Mi ojo desincorporado, observador de la realidad bananera, relata como la iglesia de San Miguel en la miamense calle Flagler se convirtió en un “casting”. Allí se empujaba la fauna: Plasencia, Asión, Los Niñiticos, Desmond, Ania Linares, todos explicando lo “afectados” que se encontraban ante el fallecimiento de Olga Guillot. Las cámaras y los periodistas seleccionaban entre los histriones. Allí también con la farándula lloriqueaba Zambrano, el ecuatoriano seudoibérico que se llama reportero y del que no hemos visto un artículo o reportaje desde la caída de Roma. La competencia por el lente hizo que se registraran desmayos, “falta de aire” y otros artificios dramáticos.  El espanto cundió entre unos respetables mexicanos –según me informa otra fuente- ante las interjecciones de “Sióooo” y “cállense la boca” durante el velatorio. El nivel de “afectación” trajo como consecuencia que muchos se afanaran en buscar abrigo y hospitalidad con los Estefan en República Dominicana.


Mientras “cuadraban” los arreglos pos Guillot, los desmayados, dolientes y llorosos no perdieron un segundo para sumarse a la “pachanga” Univisión. Guardaron los pañuelos lacrimosos, avivaron los maquillajes, tomaron un café y … al “Prix Jeunesse”,* reunión de sabandijas. Como punto de aclaración: el lastimero espectáculo de la muerte y funeral de Michael Jackson no fue muy distinto a lo ocurrido en Miami salvo que elevado a gran potencia por el mal gusto y los compromisos comerciales de los monopolios musicales y el entretenimiento. Si algo ventajoso tuvo la desaparecida “reina del bolero” fue la ausencia del roba-cámara ex Padre Alberto Cute-ie.


Y me pregunto: ¿alguien tuvo tiempo de pensar cuál es la contribución de Olga Guillot a la canción hispana? ¿A qué obedece el estilo teatral en sus interpretaciones? ¿Qué nexo tiene el “feelin’” con la balada norteamericana coetánea? ¿Es la Guillot el umbral que lleva del bolero al “feelin’”? ¿Qué importancia tiene en Olga Guillot el acompañamiento instrumental? ¿Permitía libertad de improvisación “scatting” o la estilización musical o su personalidad arrolladora no daba espacio para ello?   ¿Cuán prolongado fue el periodo difícil -de puertas cerradas- en la Cuba “republicana” a raíz del matrimonio de Olga Guillot con el socialista Ibrahim Urbino? ¿Puede considerarse a René Touzet una influencia en la trayectoria artística de la fallecida cantante?  ¿Cómo se enfoca la relación entre Olga, las D’Aida, Burke, Omara? ¿Existe alguna conexión con La Lupe?  Ya sé que hacer pensar a Mauricio Tiki-Tiki, a Plasencia y al ecuatoriano “promotor-periodista” es pedir peras al olmo. Pedir a la prensa hispana este tipo de análisis es hacerles estudiar teoría de partículas subatómicas. El exilio histórico carece de antropólogos culturales o musicólogos que puedan mirar más allá de la notable y coherente labor de la chanteuse en sus denuncias al régimen de La Habana.

Velorio de Mamá Guillot

Quemaste la madrugada
con fuego de tu guitarra:
zumo de caña en la jícara
de tu carne prieta y viva,
bajo luna muerta y blanca.
El son te salió redondo
y mulato, como un níspero.


Jinete de la cumbancha:
¿Qué vas a hacer con la noche,
si ya no podrás tomártela.


¡Ahora sí que te rompiste,
Mamá Guillot!


Sólo dos velas están
quemando un poco de sombra;
con esas dos velas sobra.
Y aún te alumbran, más que velas,
tu bata colorada
que iluminó tus canciones,
la prieta sal de tus sones
y tu cabello planchado.

¡Ahora sí que te rompiste,
Mamá Guillot!


Hoy amaneció la luna
en el patio de mi casa;
de filo cayó en la tierra
y allí se quedó clavada.
Los muchachos la cogieron
para lavarle la cara,
y yo la traje esta noche
y te la puse de almohada.

Fragmentos adaptados de “Velorio de Papá Montero” de Nicolás Guillén.

- - - - - - - - -
A petición de varios lectores se incluye aquí el paraninfo escrito por Orlando González Esteva:

Olga Guillot: La ira justa

José Lezama Lima decía que “si morirnos es separarnos de todo lo nuestro, la separación de todos los nuestros es también morirse”.


Olga ha muerto, ahora si estamos en el destierro


La muerte de Olga Guillot, el abismo que acaba de abrirse entre ella y nosotros, avala la verdad de esa frase: todos, al morir ella, morimos un poco. Y quien dice “todos”, dice “todo”. Porque todo, para algunos de nosotros, es, sigue siendo, Cuba: una realidad intangible, ubicua, que nos rodea y nos colma, que nos anima y nos angustia, que da un sentido profundo e indispensable a nuestras vidas, y que las despoja de todo sentido cuando alguien o algo que identificamos con ella, con Cuba, desaparece.

Si la significación de una persona es proporcional al vacío que deja su muerte, yo no sé qué nos vamos a hacer algunos cubanos, con tanto vacío, ahora que también nos falta Olga; Olga, cuya sola presencia era capaz de consolarnos --no importa si momentáneamente-- de tanta orfandad patria. Porque en ella, en su naturaleza arrolladora, parecía conjugarse todo: la nostalgia incurable, la ira justa, y la esperanza, una esperanza que, con demasiada frecuencia ya, flaquea.


Hay quien se empeña en identificar a Cuba con un bello lagarto de tierra echado a las puertas de un golfo. Cuba para mí es --y ha sido siempre-- mucho más; demasiadas cosas más, entre ellas, el recuerdo del impacto que tuvo Olga Guillot en el adolescente que fui, la primera vez que la oí cantar en un teatro de Miami; en el teatro de un Miami muy distinto al actual: un Miami que he visto declinar y que, hoy, agoniza.


Nunca, hasta Olga Guillot, aquel adolescente nostálgico de su infancia y de su país, inadaptado hasta el tuétano, había sospechado que una mujer podía desdoblarse en huracán y, menos, aun, que cada una de las canciones que esa mujer interpretara pudiera esconder una obra de teatro. Nunca, tampoco, volvería a serme tan obvia la forma en que un artista debe incorporar un texto y al decirlo revelar que, antes de llegar a sus labios, ese texto ha viajado por su sangre, ha respirado con él y ha rebotado varias veces en el tazón de su cráneo. La bóveda del cráneo de Olga Guillot debe de estar llena de letras impresas, o, mejor aun, grabadas en el hueso, con la uña implacable de su vocación. A diferencia de otros cantantes anteriores a ella y contemporáneos suyos, el instrumento de trabajo de Olga Guillot no era sólo su voz sino la totalidad de su persona: un instrumento vivo al que cantar por cantar le quedó siempre chiquito.


Qué extraordinaria facultad la de esta mujer para apoderarse de una canción –una vez que esa canción se había apoderado de ella—y, entre ambas, mujer y canción, canción y mujer, en una especie de forcejeo amoroso, cuerpo a cuerpo, sacarle chispas hasta al silencio. Visajes, manoteos, giros sobre sí misma, mordiscos, sollozos, un par de bofetadas al aire, gruñidos, regaños, miradas cómplices, miradas coquetas, miradas feroces, secretos dichos al oído del micrófono, puños a la cintura, ires y venires de un extremo al otro del escenario –ires y venires de diosa antillana sobre la superficie revuelta del océano--, conmocionaban los lugares donde Olga Guillot, más que cantar, se daba, mientras los noctámbulos, perplejos y encandilados, se olvidaban de beber, de fumar, de abrazar a sus parejas, espantaban a los camareros, aplaudían frenéticamente, vociferaban elogios y eran presa de la más ruidosa de las desazones cuando aquella fuerza de la naturaleza cubierta de lentejuelas hacía un falso mutis sólo para oír, pícara, cómo el auditorio, en pleno, rugía, saltaba de sus sillas, demandaba su regreso al escenario y hasta las lámparas del local, desveladas, tintineaban rogándole que no se fuera, que no cesara de cantar.


Saber que Olga Guillot vivía, verla en televisión, escucharla en la radio, encontrarla en el vestíbulo de un teatro o en un restaurante repleto de compatriotas que la piropeaban y le agradecían tantos ratos de dicha, esperar que, alguna vez, Olga pudiera regresar adonde siempre anheló y debió regresar, y cantar allí, ¡allí, para todos!, los de aquí y los de allá, que por ella y en ella hubiéramos sido uno, eran algunas de las razones que nos animaban a esperar tiempos mejores, a pensar que el futuro aún estaba por delante, y que ese futuro nos resarciría de tantos años de desolación.


Hoy sabemos que el futuro ya pasó; que el tiempo que nos queda por vivir, además de achicarse, nos presenta un panorama cada vez más extraño que el que, ilusos, previmos; y de aquella legión de cubanos viejos, de cubanos íntegros que, hasta ayer, nos repatriaban con su sola existencia, ¿cuántos nos quedan? ¿Qué nos queda? Ni nosotros mismos, sin ellos, somos ya nosotros. El palmar se nos ha vuelto páramo.


Miami es otro. Cuba es otra. Olga Guillot ha muerto. Ahora sí que estamos en el destierro.

Orlando González Esteva


15 de julio de 2010

16 de julio de 2010

¿Qué le ocurrió al periodista Allan Villafaña?

Recursos que despilfarra la televisión hispana. Corresponsal en campos de batalla ahora habla con Walter Mercado.

¿Qué le ocurrió al periodista Allan Villafaña?

Justo J. Sánchez


Al mudarme de Miami me quedó la alegría que Allan Villafaña se marchaba a Ohio State University. Estudiaba periodismo en un centro académico  destacado en ese campo. Tuvo altas calificaciones y buenas recomendaciones. Le perdí la pista hasta que trabajando en Telemundo encargó hacerme una entrevista en Nueva York. Recuerdo comentarios de colegas que Allan se había distinguido como corresponsal de guerra. Estuve en su lente al coincidir durante una visita que hacía Bill Clinton a Miami donde fui invitado. Me hizo preguntas directas sobre la recién publicada biografía del ex mandatario y las condiciones imperantes dentro del partido Demócrata.


Siento el teléfono y al contestar reconozco la voz de una de mis fuentes del acontecer mediático, léase chismografía. Jadeaba: “pon la Mega”. Efectivamente, en “Paparazzi”, el colmo en periodismo rosa, figuraba el egresado de Ohio State. No lo llamé. Pensé que era la opción más prudente. En una gran depuración, instalaban a Fernando del Rincón de presentador y acepté ser entrevistado. En el primer encuentro hablé sobre la visita a Estados Unidos de músicos residentes en la isla. En una segunda ocasión sobre el tema de las falsificaciones en el arte cubano. Villafaña no funciona como el corresponsal que con sonrisa y cara bonita se sale de cualquier entuerto. Tomaba en serio su reportaje, siempre lista su labor investigativa. Antes del intercambio en cámara sólo se coordinaba el orden de sus prioridades informativas. Se hacía la toma rápidamente para no perder espontaneidad. Nunca fue necesario relatar de nuevo los puntos esenciales de la nota como tantas veces he tenido que hacer con otros reporteros.

Que Allan Villafaña se quede como comentarista en un programa como el aberrado “Paparazzi” es indicio de cómo van las cosas en la televisión hispana. La MEGA se distingue por disparates como “Implicados”, traer a sus cámaras a Poncho de Anda (que no anda), a Bayly haciendo descarada propaganda a los Republicanos para ganarse “ratings” cubanos, a la seudoibérica Ana Remos, lamiendo botas a los parvenús miamenses. La MEGA permite a María Elvira Salazar, megalómana, sacar al aire malas palabras sin el sonido electrónico que requiere la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por su sigla en inglés).


“Paparazzi” sigue la línea de "Mr. Balsero", Alexis Valdés, en un tipo de espacio que copia lo más tóxico de la oferta norteamericana para llegar al populismo rentable. Los genios de programación y la gerencia son incapaces de ver más allá de sus narices. En su mundo hay dos opciones: o culebrones en lata o música, vulgaridad y cubanas contoneando sus caderas. ¿No existe creatividad dentro del mundo televisivo hispano?


Allan Villafaña tras discutir con Walter Mercado (¿será Carolina Herrera?) cómo se le “aspectan” (vocablo que no existe) las cosas a los faranduleros, merece hacer periodismo, pero periodismo de verdad. Que la MEGA lo mande a entrevistar a Al Sharpton, a seguirle los pasos al enfermizo anti-Hispano Lou Dobbs, a visitar algún Ayatolá en Irán, a sacarle alguna confesión al hijo de Muammar el Gadafi. Por su sensibilidad humana, Villafaña es el candidato idóneo para curtirse en el polvo de Africa, los campos de batalla de Afganistán, los barrios pobres de Iberoamérica, en la destrucción de Haití. Su madera como persona –el entronque profundamente cristiano de su madre y hermano- le mantendría el ponceño sencillo de sonrisa amplia. No estaríamos en presencia de una prima donna estilo Jorge Ramos.  Si se dieran los factores adecuados para su cambio de dirección ¿podríamos ser testigos del desarrollo de una versión en potencia del joven Dan Rather hispanohablante?

La miopía de los medios en español no explotan sus recursos ni exploran posibilidades. ¿Por qué no hay conversaciones con personas importantes angloparlantes? ¿Por qué no hay entrevistas donde se hacen preguntas desafiantes al interlocutor? Se desconoce el corte de corresponsal que investiga a fondo y denuncia. ¿En esta tradición subdesarrollada no puede existir un Sixty Minutes? Eso sería en CBS. Estamos hablando de MEGA y ni con cola se pega.

15 de julio de 2010

Ready for my Close-Up

Las dos Norma Desmonds: la de 'Sunset Boulevard' y la de La Habana

Ready for my Close-Up
Justo J. Sánchez


Fue tan teatral como un artificio deus ex machina. Su presencia era materia de especulación por la evidencia indirecta que alegaba reuniones con jefes de estado y las febriles “Reflexiones” que publican Granma y Cuba Debate. El pasado fin de semana Fidel Castro realizó una visita a un centro científico en La Habana. Investigaciones científicas y Cuba son una contradicción de términos. El lunes hizo su aparición el octogenario en el programa “Mesa Redonda”. La comparecencia televisiva pudo haberse transmitido en pantallas gigantes por toda La Pequeña Habana, diversión veraniega, un Sunset Boulevard Ha/bananero.

El líder cubano que en otra época mostró aptitud por el rito y la representación dramáticas, ha perdido la técnica y concepto del personaje. Queda ¿auto parodia? una cruda máscara o arquetipo sobreactuado del cine silente. El arsenal  teatral se reduce al uso del dedo índice, las pausas prolongadas, los ojos fuera de sus órbitas (efecto Norma Desmond) y los movimientos de brazos y ojos en coordinación rítmica. La edad le ha robado dos recursos fundamentales del buen actor: memoria y voz. Y por ello el efecto risible de un déspota prepotente hojeando pliegos, dedos ensalivados, dientes postizos que apenas se sostienen dentro de la boca, buscando afanoso algún dato o cita, batallando por mantener el hilo de la conversación.

A Norma Desmond Castro la prepararon para su close-up. Estaba bien peinada y maquillada. Así todo, como en Sunset Boulevard, no lograron esconder el estado depauperado que por todos lados se vislumbra. Las mesitas improvisadas, la escenografía rudimentaria, el compañero entrevistador. Todo  se percibe y huele a decadencia, sostenido apenas por la demencia de una  estrella sobreactuada perdida en la memoria.
http://www.youtube.com/watch?v=Wb2rs68gen8&feature=player_embedded
 

10 de julio de 2010

¿Por qué pierden la batalla?


¿Por qué pierden la batalla?

Justo J. Sánchez


Me acaban de enviar un enlace que enumera las víctimas del Che Guevara, ícono de revolucionarios. La idea es genial para desmitificar al ídolo de rebeldes de café. ¡Qué lástima esté escrito por cubanos! Aquí la presentación:

“Ernesto Che Guevara no fue ningún abanderado por los derechos de los menos afortunados. Su lucha y sus aventuras guerrilleras sólo se basaron en ideas totalitarias comunistas que puso en práctica en Cuba y trató en Bolivia. Seguidores inspirados en esas ideas equívocas por toda América Latina, han desangrado a varios países aun después de su derrota y muerte, como en la Argentina, Colombia, Bolivia, Chile, Guatemala, El Salvador, Perú etc.  Esta página está dedicada a sus víctimas en la Fortaleza de la Cabaña en los primeros meses de 1959, cuando llegaron al poder, utilizando el terrorismo y contando con la ayuda de los liberales del Departamento de Estado, la Unión Soviética , los tontos útiles cubanos y latinoamericanos como del periódico New York Times.”

Ni un aviso pagado por la revolución cubana llegaría a tener el mismo efecto de repulsión ante lo denunciado. Esa retórica hace del exilio cubano el hazmerreír en los ámbitos académicos, políticos y periodísticos. El que lee la verborrea puede reprochar al Che no haber utilizado los métodos batistianos de administrar aceite de ricino (Palmacristi) para purgar a estos seso-hueco. ¿Por qué no dejar que la crueldad del tanguero trasnochado hable por sí misma? ¿Por qué permitir que la Izquierda de consignas haga de Ernesto Guevara un personaje quijotesco, un James Dean hispanoamericano?

Sinónimo es el exilio cubano con la inmadurez política. Tomemos de ejemplo a la seudoparisina Zoé Valdés. Presenta un libro sobre Rafael Díaz Balart, Ministro del Interior del corrupto Fulgencio Batista (inscrito por cierto en su partida de nacimiento como como Rubén Zaldívar). El bastardo de Banes (el mismo pueblo de Díaz Balart) daba protección en Cuba y recibía compensación de figuras como Lucky Luciano y Meyer Lansky. La soez Valdés parece estar a la venta. Ni el programa Rosa Blanca ni la denuncia que formulara a su cuñado en el Congreso libraría a Rafael Díaz Balart de su carga como ministro de un golpista que prescindió de elecciones tal como el otro bastardo de Oriente que le siguió en el poder.

Mucho tiene el cubanoamericano que aprender del periodismo anglosajón. La documentación, imágenes, el montaje, producción y edición bien pensadas hacen holgar la palabrería. Si el exiliado se ha dejado robar su tribuna no es culpa del Departamento de Estado, ni el New York Times, ni intereses creados, ni la infiltración (que pueden tener su lugar). El exiliado, su incoherencia, histrionismo, protagonismo, falta de capacidad para la negociación crean un cerco alrededor de su trágica historia de abusos y dictadura.

La selección de audiencias para relatar su experiencia (en Miami predican al coro), la afiliación al elitista partido republicano que al final sólo ha utilizado sus votos, la separación de otros grupos hispanos y minorías, la paranoia y el estilo sermoneador garantizan su aislamiento. El cubanoamericano, aprovechándose de una coyuntura histórica de la Guerra Fría, goza aún de un status migratorio privilegiado. Ni las acciones terroristas de las FARC en Colombia, ni la inestabilidad y pobreza en otros países iberoamericanos, ni la dictadura de Chávez se han traducido en una apertura de fronteras tal como la que goza este grupo. Reciben asilo político al llegar a Estados Unidos sólo para atestar el aeropuerto de Miami en vuelos de regreso a la metrópoli represiva, fresca aún su tarjeta de residente. Con vuelos llenos a La Habana y otros destinos en la isla pretenden prohibir a los verdaderos norteamericanos la posibilidad de viajar que goza con impunidad este grupo minoritario. Reciben ayuda gubernamental de los contribuyentes al llegar al exilio sólo para pagar precios de Ritz, Place Vendôme a su regreso a la dictadura castrista. Nada de esto le consigue aliados.

El exilio histórico, en vías a la extinción, no cambiará sus métodos. El “nuevo exilio” no es político sino de oportunidad económica y rara es la voz detractora que con fuerza moral y peso intelectual podrá surtir un efecto internacional. El ejemplo de Las Damas de Blanco, los presos políticos, las mujeres, los blogueros, los valerosos que sufren huelgas de hambre han logrado más que todos los columnistas de El Nuevo Herald, pensadores y analistas que abarrotan los programas de “Maria Elvira Dead”, “A Manos Llenas” y los botelleros de TV Martí que no se ve. El simbolismo de esta estación cuyas emisiones no se ven es como la piedra de Sísifo que caracteriza los esfuerzos del exilio cubano.

El darwinismo del mercado y la fuerza de los años se encargarán de apagar a Pérez Roura y Ninoska. La Fundación Cubanoamericana rebosante de histrionismo en su tiempo será un asilo de señores bien. María Elvira y Oscar les quedará un tiempo para entretener con el último espía y la información rosa de cómo vive Fidel Castro y las novias de sus apuestos hijos. María Elvira ostenta hasta malas palabras en el aire, batalla por “ratings”. Mientras tanto, la crónica de la crueldad no se perderá gracias a algunos valerosos que desde Cuba constituyen un ejemplo de cómo narrar con valentía y dignidad.

7 de julio de 2010

Miénteme

La reina interrumpe el melodrama del Émile Zola del Barrio y una presunta espía

Miénteme
Justo J. Sánchez*

HA SIDO PUBLICADO EN EL BLOG DE EMILIO ICHIKAWA Y EN ATANAY.COM. AGRADECEMOS A NUESTROS COLEGAS.
“Siempre fui llevado por la mala
y es por eso que te quiero tanto.
Miénteme una eternidad
que me hace tu maldad feliz.
Y qué más da
la vida es una mentira.
Miénteme más,
que me hace tu maldad feliz". .

Bolero de Armando Domínguez inmortalizado por Olga Guillot, 1954

Se vive la zozobra en Nueva York. El culebrón Vicky Peláez se ha visto desplazado por un vestigio feudal –la reina de Inglaterra- y por la metrópoli, el triunfo español en el fútbol. El melodrama impartió renovada vida a un reportero de cloaca, a un rotativo en decadencia y a cinco o seis activistas de barrio, fósiles de la Guerra Fría. Pedro Almodóvar prepara el lápiz para comenzar un guión. El kitsch une a los personajes de este relato que saltan del margen a la redacción de un diario metropolitano. El triunfo mediático llega a una columnista –según fuentes fidedignas- que fue disciplinada profesionalmente por plagio y reciclaje de material. Alcanza ahora sus soñados quince minutos de fama. Su permanencia en EL DIARIO es indicio de inercia y falta de discernimiento empresarial.


Vicky Peláez hizo carrera de repetir clichés revolucionarios y adular caudillos tercermundistas. Resentida ante la sociedad racialmente excluyente de su país, buscó venganza en la estridencia y radicalización de su perspectiva política. Como mecanismo de compensación contrajo nupcias con un blanco ¡eslavo por añadidura! que (según confesión a la fiscalía) espiaba para los servicios de inteligencia rusos. Los escritos de la caricaturesca guerrillera nos llevan a su visita a Cuba durante una efeméride, aguardando ansiosa al Comandante Fidel que yacía en un lodazal de heces fecales. Peláez es la autora de frases lapidarias como “Fidel Castro ya es un hombre inmortal” tras una cita de Georgy Plekhanov. < http://www.cubadebate.cu/opinion/2006/12/07/el-caguairan-cubano-sigue-de-pie/ >


Una alianza se formó entre Peláez y Gerson Borrego (no le digno con el apellido paterno), compadre de la gerente Rossana Rosado. Resentido retirado de las fuerzas armadas pasó con voz impostada y ademán teatral del amarillismo radial a la prosa de cloaca en el rotativo neoyorquino. De diminuta estatura, rostro de bulldog y complejo napoleónico, su opus periodístico se ciñe a una serie de “J’accuse”, pretendiendo ser Émile Zola en El Barrio. Durante el corto reinado borriqueño, la presunta espía alcanzó el cenit de poder: directora del Buró Latinoamericano. El compinche de la peruana demitió con característica mojiganga al proponer publicar una epístola de su ídolo secreto: el vetusto Fidel. El documento era tan faux (se comenta en los medios) como el periodismo de Borrego. Su “Le cantarán a Fidel en Harlem”, publicado en Granma < http://www.cubaminrex.cu/Para%20Fidel/Articulos%20y%20noticias%20relacionadas_index.html#18 > da una medida de su adolescente idolatría por el líder cubano.


El escándalo creado a partir de las alegaciones de espionaje pelaezco llega tras la demanda contra el ex columnista Eduardo Juárez acusado de estafa a inmigrantes hispanos en el periódico “Campeón de los Hispanos”. Añade a la crisis de credibilidad de una organización que en portada de primera edición daba errónea victoria a Chávez en su fallido referéndum constitucional del 2007.


Las empresas dueñas de EL DIARIO (Gannett, Latin Communications, Knight Patton, Tribune, Impremedia) y su representante en la gerencia, Rossana Rosado, han permaneciedo ciegas ante la augusta tradición periodística hispana. Su misión ha sido el aislamiento y la desconexión con la venerable labor de baluartes como El País, El Mundo, La Vanguardia, El Clarín, El Tiempo, Excélsior, La Jornada, El Economista, que de España a Iberoamérica han sido fuentes de orgullo a la profesión. La política editorial de EL DIARIO y sus amos yanquis sostiene la premisa que los “latinos” al cruzar el Estrecho de la Florida o el Río Grande sufren un trauma cerebral. Madison Avenue y los empresarios dueños de medios de comunicación adjudican un entorpecimiento al hispano, una condición que les hace incapaces de apreciar la buena prosa, la investigación, el balance editorial y la posición verdaderamente crítica ante la realidad que se narra o se analiza. A pasos agigantados han logrado degenerar, abaratar y embrutecer el producto escrito, radial y televisivo. El reportaje noticioso, el lenguaje, balance de perspectivas y el manejo de las pautas editoriales en los medios de comunicación les hacen factorías de megalómanos, reino de "misses" y "beauty queens" y centros de mercadeo para engendros bastardos de entretenimiento en masa.


En una movida predecible en este culebrón se atrinchera el guerrillero Borrego “Bajo Fuego”. Llama Barack Hussein Obama al presidente (como suele hacer Rush Limbaugh), cuestiona al Buró Federal de Investigaciones por motivos políticos y porque a J. Edgar Hoover gustaba el atuendo de mujer (la conexión lógica no se hace evidente).  Rossana Rosado y la empresa imponen una mordaza a los empleados de ImpreMedia pero hacen salvedad con el despechado Borrego. Con el sentimentalismo que caracteriza la prensa rosa que prospera bajo la gerencia de Rosado, el columnista ponceño (que nada tiene de Serrallés) arremete con tono de bolerito contra las patrañas que asedian a su amiga Vicky: “¿Y qué más da? / La vida es una mentira. / Miénteme más, /que me hace tu maldad feliz”.

* El escritor Justo Sánchez se sometió a la altisonancia y vodevil de EL DIARIO por muchos años mientras se desempañaba como editor de bellas artes y cultura. En su tiempo en EL DIARIO entrevistó a Philippe de Montebello, Yevgeny Kissin, Fernando Botero, al director del Musée du Louvre y la soprano Cecilia Bartoli, al autor Arturo Pérez Reverte, Carlos Fuentes y a su amiga Rosario Ferré. Reportó en conjunción con el legendario catedrático Jonathan Brown la visita al Frick Museum de las dos Infantas de España.