Igor Mi
toraj, Testa di S. Giovanni, 2006
Moholy-Nagy, Fotogramm, 1925
Walton Ford, Housatonic Ghost Cats , 2008
Basilea llega a Irakere
La mayor feria de arte en Estados Unidos regresa a la ‘Repo Riviera’
Justo J. Sánchez
Cuenta el sabio patakí de la época encantada cuando en Irakere se adquirían bienes raíces mediante préstamos “Sub-prime”, “Alt A” y “Option ARM”. Vivían las fieras del Monte su feliz delirio. Hacían sus madrigueras en Brickell, Pinecrest y Key Biscayne. Llegaba a su fin el reinado del monarca venerado por la fauna, detestado en el panteón orisha. Torpe y arrogante era el Rey George W. Orula, cansado de injusticias e ignorancia, hubo de enviar a su mensajero Obama para tomar las riendas del reino. Temblaban las cosas en Irakere cuando llegaron los suizos.
Los blancos planearon en su momento marcharse a Los Ángeles viendo que las fieras del Monte eran adictas al VIP y al lente pero adversas a las compras. Ese año no harían mudanza. Los políticos de la playa les dieron ofrenda “pa’ apaciguá”: el control del Centro de Convenciones de Miami Beach. Perdieron a BMW como patrocinador pero, raudos, se aliaron con Audi. Para complicar el imbroglio, un mes antes de la feria, se destapó el escándalo UBS. La prestigiosa casa bancaria –se le acusó- guardaba dinero de clientes residentes o ciudadanos estadounidenses sin informar al fisco. El fiscal les ha imputado cargos de facilitar la transferencia de fondos a puntos “offshore”. Ochosi llegaba implacable con el rey Obama a ejercer justicia. Cundía el pánico en el Monte y los animales corrían a sus abogados para hacer tratos con Hacienda. Se vivían tiempos de zozobra. Un judío de la manigua –Bernard Madoff- declaró que sus esquemas de pirámides acarrearían pérdidas superiores a los 50 mil millones de dólares afectando a inversionistas de la Florida y otros como el Grupo Santander, el Banco HSBC y millonarios como Norman Braman, Mortimer Zuckerman y Steven Spielberg.
Tras una verdadera crisis de ventas en las casas de subastas neoyorquinas y londinenses, el mundo de las artes enfocaba su atención en lo que sucedía en el Monte. Más de nueve ferias de arte y un yate-quincalla coincidían con Art Basel entre Miami Beach y el Distrito del Diseño. En la noche del “vernissage” VIP se logró una fiel “veduta”: los reporteros de la Mega con los marchantes del Upper East Side, la rancia aristocracia con los balseros, anglos y “fashionistas” buscando fiestas, Chelsea/Meat Packing District People, venezolanos bien, venezolanos nouveau, los Over the Bridge and Tunnel, BQEs, paparazzi, alemanes y suizos y … los que no se enteran de nada. Un grupo tan heterogéneo, todo VIP, resultaría impensable en Nueva York. . “Esto es la ‘Feria de la Vaca’” sonreía un elegante amigo. Recordaba la feria ganadera que organizara Fidel Castro en los jardines del Capitolio habanero.
En los dominios de Yemayá se vieron prodigios. Un cetáceo, trepador social por antonomasia, hizo un convite a los animales de la manigua con su iyalosha Nina Menocal, experta en llevar burgueses a la Cuba castrista. La ballena trepadora, llámese el Gordo Molina, se caracteriza por tener a una señora de mayor edad uniformada a la usanza doncella de servicio en sus penosas transmisiones televisivas. ¿Compensación sicológica? De Brickell se pasó al Cayo. ¿Compensación social?
Se cuenta que ese año, la manigua fue teatro de extraños y horrendos portentos. Los invitados al tambor Art Nexus, reunión de los habitantes del bosque convocada por el egocéntrico George/Jorge Pérez (¿cubano, colombiano, argentino, combinación letal de estos tres ingredientes?), perrito faldero de Donald Trump, se quejaron que la otrora animada fiesta para la Latinalia, resultó un banquete de hienas. Cuentan que los animales se desgarraban entre sí por trocitos de sushi que distribuían con guardaespaldas.
Este año Art Basel estrenó dos directores: Annette Schönholzer y Marc Spiegler. La selección de arte moderno fue variada y de rigurosa calidad. Se vieron verdaderas joyas como un Modigliani en la Galería Landau y una dramática e imponente imagen de László Moholy-Nagy, Fotogramm del 1925. La fe en las posibilidades estéticas de lo geométrico, el minimalismo, lo racional, lo arquitectónico se hace patetente en un documento que resulta una exquisita oda al futuro. Un gabinete dedicado a la obra de Francis Picabia fue una deliciosa sorpresa que muchos ni llegaron a apreciar. Los experimentos “dadaístas” de este protagonista de la gestión vanguardista, han pasado por alto mucha de su obra plástica. Michael Fuchs de Berlín y Nueva York logró recoger maravillas de este artista para traer a Art Basel-Miami Beach.
Mary-Anne Martin, que exponía un gran Rufino Tamayo (El comensal, 1938) en el propio corazón de la feria explicaba el domingo: “el ritmo de las ventas ha cambiado por completo. Mientras que los coleccionistas en otra época llegaban durante las primeras horas y compraban las piezas extraordinarias, este año se ha caracterizado por la cautela y las negociaciones que se realizan hacia el final de nuestra estadía en Miami”. Con obras antológicas de Torres García y el ya mencionado Tamayo, la prensa balsera acosaba a una de las comisarias de la galería Martin indagando si tenía arte cubano. Jadeaban y sudaban.
El también neoyorquino Nicholas Acquavella, declaró que aunque efectivamente el “tempo” de las ventas ha sido más demorado, logró vender una importante escultura de Hans Arp a un coleccionista de fuera de la Florida. En El Monte se conoce a Mendive pero se desconoce la estilización de Jean (Hans) Arp.
Raimund Thomas de la reconocida Galerie Thomas en Munich vendió dos bronces de Botero, un Picasso, un Soto, un Kandinsky y nos explica su esquema de segmentación: “la clase alta pudiente para la que el arte funciona como especulación, la clase que se ve afectada por los movimientos cíclicos de la economía y una clase estable de coleccionistas que mantiene liquidez”. Sus clientes no eran del Monte.
Art Basel coincide con la apertura de ferias satélites en la ciudad de Miami (Wynwood y el Distrito del Diseño). En ferias como Red Dot, Bridge, Scope, Design Miami, Photo Miami, y otras donde se vieron galerías de primer orden. Ya el viernes, Ramón Cernuda de CernudaArte había vendido doce lienzos. Mostró un importante Lam (Mujer con sombrero del 1944) y un maravilloso René Portocarrero (Interior habanero con mampara y celosías). César Segnini de Durbán-Segnini Gallery, Caracas y Miami, exhibía un magnífico Waltercio Caldas (Rodchenko, 2004) y en su espacio de Wynwood un imponente penetrable de Soto (BBL Blue, 1999). Contini Gallery de Venecia hizo despliegue de maravillosas esculturas de Igor Mitoraj (Testa di S. Giovanni) y obras de Julio Larraz.
La fiesta de clausura que se extendió hasta las primeras horas del lunes en el lujoso y recién renovado Fontainebleau Hotel de Miami Beach resultó punto de reencuentro y reflexión sobre los logros, los compradores, los actores silentes, los descubrimientos y, sobre todo, el futuro económico. El núcleo vital de la fiesta fue sin duda la carpa de la coleccionista madrileña María Fernanda Ferrer por donde pasó le tout Art Basel. Los descubrimientos: un dibujo de Kcho en Joan Guaita, el artista Jorge Mayet radicado en España, Susan Schmidt en Alfredo Ginocchio de México, los más recientes Claudio Bravos en Marlborough, el lituano Stasys Eidrigevicius. Art Basel-Miami Beach permanece como el sitio de rigor en diciembre para las galerías y coleccionistas más importantes del mundo.
Irakere espera ahora para verse reflejado en El Nuevo Herald, en Selecta (donde aparecen en portada princesas falsas y acusados por las autoridades federales) así como en “El círculo infernal” con la pseudo-ibérica Ana Remos. Allí se constatará la erudición de las fieras admirando el arte, todas de cognoscenti y coleccionistas. Lo que no saben (no ven televisión seria) es que El Monte ya fue eje de un segmento noticioso en 60 Minutes de CBS News como uno de los lugares donde mayor efecto tendrá la próxima explosión financiera por malas hipotecas del tipo “Alt A” y “Option ARM”. Miami ya se le conoce como “Repo Riviera”. Se calcula que el 68% del inventario en venta es de alguna forma tocado por la necesidad y la premura en liquidar activos. Los urbanizadores, especuladores y vendedores de bienes raíces, cuentan los entrevistados en 60 Minutes, traían a sus víctimas incautas frente a los lentes rentados de faux “paparazzi”, les ofrecían préstamos Dalíescos, precios inflados, mucho champán y … ahora los sacrificios a los orishas, el llorar y el crujir de dientes.