Osmel Sousa y Emanuel, el hijo de Alejandro Andrade, testaferro chavista |
$12 mil millones
de dólares. Cuatro cuentas. $12 mil millones de dólares provenientes de la Tesorería Nacional de
Venezuela escondidos en la sucursal suiza del HSBC. $700 millones de dólares depositados
por Alejandro Andrade Cedeño, testaferro y hombre de confianza del “progre”
Hugo Chávez. Andrade, viceministro de Finanzas y presidente del bolivariano Bandes Los
datos aparecen en la famosa Lista Falciani, proviene nuestra información del
madrileño El País. http://economia.elpais.com/economia/2015/02/09/actualidad/1423509060_230301.html
Escasamente al
mes del injusto arresto del activista Leopoldo López, candidato a
la alcaldía de Caracas, el plutócrata Gustavo Cisneros, sin hacer mención de
los atropellos cometidos por el gobierno, reanudó un llamado al diálogo con las autoridades: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/03/19/actualidad/1395253244_522340.html
Tolerancia, no aclara, conviene a sus
intereses comerciales "cisneristas". Su estación Venevision, entre paréntesis, nunca ha
sufrido las embestidas de la censura gubernamental criticada hasta por el Parti
Socialiste francés. Claro que su política editorial ha sido en
extremo cautelosa hacia la revolución bolivariana.
En el día de
ayer, el lacayo más servil de los Cisneros, Osmel Sousa, notorio por sus atávicos
y misóginos “Miss Venezuela” (objetivando a la mujer), publicó en las redes sociales fotos “de tiendas”
con el hijo del chavista Andrade. El joven -y su familia- oriundos de la
barriada Coche han encontrado un llamado muy especial en sus vidas: la equitación, sí, en Wellington, Florida. Es fácil suponer que hagan
uso de los $700 millones de la tesorería venezolana. Y es precisamente en ello donde radica el problema, no en ser hijo de un chavista. Viven en Estados Unidos hijos de dirigentes cubanos que se rebelaron y pagaron con penuria su libertad. Puede Sousa sentir en el joven un alma afín. Sousa, sin ancestro aristócrata, se jacta de afectos y apego con las viejas familias venezolanas, gracias, por supuesto, a los nexos
de su patrón. Sabe en carne propia el difícil arte de la equitación social. De tal amo, tal paje.