Wilman Villar Mendoza se inmoló prisionero en Cuba
Personaje en manos de caprichoso autor
Un llamado a los artistas de Cuba
Un llamado a los participantes en la Bienal de La Habana
Un llamado a los artistas de Cuba
Un llamado a los participantes en la Bienal de La Habana
Murió en un hospital de Santiago de Cuba. Tenía 31 años. Wilman Villar Mendoza, disidente encarcelado por membresía en la Unión Patriótica Cubana, fue prisionero de conciencia. Una huelga de hambre puso fin a su corta vida.
No se sintieron de inmediato las críticas al poder hegemónico. Los periódicos y gobiernos permanecieron en silencio aguardando la confirmación y reacción publicadas por Yoani Sánchez. Surtieron efecto. Despertaron del letargo moribundo y senil al dinosaurio en jefe.
El funcionamiento de la maquinaria propagandística cubana es harto conocido. El protocolo establecido explica la causa inmediata del deceso sin esbozar contexto. Se crea una campaña de descrédito para restar credibilidad a los reclamos morales (nexos con la CIA, mercenario de la mafia miamense o recluso común). Degradando a la persona, las circunstancias de su muerte son irrelevantes. Trastocando el disidente en criminal, cancelan su status e invalidan su legitimidad.
El caso Villar Mendoza presenta una peculiaridad: muestra al estado en el rol de autor, creando ficción, dibujando realidades otras. Al solicitar los antecedentes penales del joven Villar previo encarcelamiento, Eusebio Leal, historiador, sorprendió a la máquina propagandista en plena actividad literaria. Se tropezó nada menos que con el monstruo del doctor Frankenstein.
La composición de La Eneida, la construcción de Versailles, el encargo de La Coronación de Napoleón a Jacques Louis David, obedecen todos razones políticas. Los bustos imperiales de la antigüedad romana y los lienzos de maestros como Tiziano, Van Dyck y Velázquez nacen de necesidades propagandísticas. La producción artística cubana en este renglón es pobre – "cuartimundista"- si se compara, por ejemplo, con el constructivismo o el realismo soviéticos. ¿Qué existe memorable en literatura después del primer Miguel Barnet y los fallecidos exiliados Sarduy y Arenas? ¿La faux-parisienne Soez Valdés? ¿Qué aporta el neo-pop de Raúl Martínez, las canciones panfletos de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y la amalgama solar-sexo en el opus ICAIC? Sin lugar a dudas, es la maquinaria represiva revolucionaria la que muestra ingenio en su creación de ficción política.
Desde su lecho de muerte, la momia escribió jeroglíficos para trazar nuevamente con su pluma la narrativa oficial: “Un periodista de Granma, Juventud Rebelde, noticiero radial, o cualquier otro órgano revolucionario, se puede equivocar en cualquier apreciación sobre cualquier tema, pero jamás fabrica una noticia o inventa una mentira. En la nota de Granma se afirma que no hubo tal huelga de hambre; era un recluido por delito común, sancionado a 4 años por agresión que provocó lesiones en el rostro a su esposa; que la propia suegra solicitó la intervención de las autoridades; los familiares más allegados estuvieron al tanto de todos los procedimientos que se emplearon en su atención médica y estaban agradecidos por el esfuerzo de los especialistas médicos que lo atendieron. Fue asistido, afirma la nota, en el mejor hospital de la región oriental como se hace con todos los ciudadanos. Había muerto a causa de fallo multi-orgánico secundario asociado a un proceso respiratorio séptico severo”.
Engendrar un personaje dentro del teatro político cubano, propiciar una escenografía y suplir el parlamento a otros dramatis personae es misión de la estructura. Un proceso normalizador se afana en explicar la anomalía. Una huelga de hambre utiliza el mínimo de agencia que permite el rígido esquema sociopolítico para lanzar un manifiesto de auto-potenciación (“habilitación negativa”, término de Roberto Mangabeira Unger). Los poderes hegemónicos durante el transcurso de la trama tienen como prerrogativa reinventar o reemplazar personajes que desafían su sitio subordinado. El drama revolucionario no permite ni resistencia ni la insubordinación de un actor que busque trascender los límites estrictamente definidos.
Con la ancianidad y demencia aflora en la prosa fidelista el machismo primitivo cubano. Nos topamos con un “guajiro” oriental que se faja “a piñazos” con los otros aprendices de macho en los colegios Dolores y Belén para graduarse a "gatillo alegre" en su etapa universitaria. Escuchemos cómo reacciona ante la crítica europea a su récord en materia de derechos humanos: “Más valdría realmente que el Gobierno español, dadas sus excelentes relaciones con Washington, viaje a Estados Unidos y se informe de lo que ocurre en las cárceles yankis, la conducta despiadada que aplica a los millones de presos, la política que se practica con la silla eléctrica y los horrores que se cometen con los detenidos en las cárceles y los que protestan en las calles… Es bueno señalarlo con toda claridad y franqueza... El Gobierno español y la destartalada Unión Europea sumida en una profunda crisis económica, deben saber a qué atenerse. Produce lástima leer en agencias de noticias las declaraciones de ambas cuando utilizan sus descaradas mentiras para atacar a Cuba. Ocúpense primero de salvar el euro si pueden, resuelvan el desempleo crónico que en número creciente padecen los jóvenes, y respondan a los indignados sobre los cuales la policía arremete y golpea constantemente. No ignoramos que ahora en España gobiernan los admiradores de Franco, quien envió a miembros de la División Azul junto a las SS y las SA nazis para matar soviéticos. Casi 50 mil de ellos participaron en la cruenta agresión. En la operación más cruel y dolorosa de aquella guerra: el cerco de Leningrado, donde murieron un millón de ciudadanos rusos, la División Azul formó parte de las fuerzas que trataron de estrangular a la heroica ciudad. El pueblo ruso no perdonará nunca aquel horrendo crimen”.
De hilvanar ficciones ha pasado a la bravuconería. Una mezcla de delirio e ira se evidencian en esta pendenciera “Reflexión”, pieza antológica. La publicación de tan deliciosa diatriba, nos confirma la debilidad Raulista en lo tocante a su hermano mayor.
Galicia es Hades para Fidel Castro. Hijo bastardo de un gallego que le expulsa de su hogar para internarlo en colegios de jesuitas "gallegos", el caudillo del Ferrol, Francisco Franco, se ve asociado al autoritario Ángel Castro Argiz, su padre. Fraga, gallego también, tuvo la osadía de invitarle a dejar el poder y retirarse al asentamiento paterno. El gallego Mariano Rajoy hace una crítica severa a la represión y falta de derechos humanos en Cuba. Fidel Castro queda en su más reciente escrito retratado como un ibero tozudo, arcaico, resentido pero obsesionado con Estados Unidos. Si en una misiva de niño, pedía un dólar a Franklin Delano Roosevelt, reprochar no deja al coloso vecino que tanta desazón le ocasiona. Su retórica se quedó congelada en la Guerra Fría bipolar y en este caso con marcados matices paranoides. Como caso clínico, la edad nos permite vislumbrar rincones previamente ocultos por mecanismos ego-defensivos.
La vida humana es un don precioso e irremplazable. Al difundirse la noticia en la prensa internacional, la muerte del joven cubano no se ha leído como una inmolación o un acto de heroísmo. Por supuesto que no hará mella en el turismo sexual por parte del lumpenproletariat europeo, canadiense y mexicano. No pondrá freno a las inversiones capitalistas. Efectivamente ha producido una cierta fragmentación en las relaciones diplomáticas y ha ensanchardo las fisuras a nivel gubernamental. No habrá un Hércules que desencadene a este Prometeo. Pereció victima de una Ethon ingeniosa para la fábula. Está por ver qué pasa con el fuego de la rebeldía. El estado cubano, autor caprichoso de universos alternativos, aniquiló el personaje y transformó su esencia.
Desde aquí emplazo a los artistas de Cuba y a los que viajen a participar en la Bienal de La Habana a que dediquen una obra a la memoria de Wilman Villar Mendoza. Que no tenga la maquinaria represiva el monopolio de la creatividad.