¿Podrán esconderse los legisladores de Miami?
No es sorpresa la desconexión entre los legisladores y su entorno. Los tres representantes Republicanos, Rivera (bajo investigación por conducta turbia), Díaz y Ros-Lehtinen, aprobaron el presupuesto federal #277 con sus nefastas consecuencias. El acceso, participación e influencia sobre las decisiones políticas constituyen un privilegio en venta al mayor postor. La prensa que ayuda a sentar los parámetros del debate en la esfera pública es producto del mercadeo, el puntaje o circulación, la ideología gerencial y la industria cultural a la que se suscribe el oligopolio mediático. El debate balanceado, el intercambio racional se ha remplazado por la discusión como entretenimiento dramático en la era en que cada segundo o pulgada cuadrada es una unidad en venta a la audiencia consumidora de espectáculos.
A los votantes del Condado Miami-Dade no se les ha informado que dentro de una población con 17% mayor de 60 años, sus legisladores federales apoyaron el plan Ryan para desmantelar el programa Medicare. La nueva figura mesiánica, el Senador Marco Rubio, ha unido su voz a Paul Ryan. Los congresistas que han hecho carrera por su verticalidad contra el régimen tiránico de La Habana (ganando con ello las elecciones) se olvidan que para el 13% de desempleados en sus distritos la ley no trae más que rebajas en contribuciones al fisco para las familias más acaudaladas de la nación y subsidios para las empresas petroleras, que tanto los necesitan.
¿Los periodistas de Miami cumplirán su deber al hacer preguntas incómodas a estos políticos? ¿Se saldrán con las suya estos legisladores con su retórica gastada en contra de los dinosaurios de La Habana?
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