La reina interrumpe el melodrama del Émile Zola del Barrio y una presunta espía
Miénteme
Justo J. Sánchez*
HA SIDO PUBLICADO EN EL BLOG DE EMILIO ICHIKAWA Y EN ATANAY.COM. AGRADECEMOS A NUESTROS COLEGAS.
“Siempre fui llevado por la mala
y es por eso que te quiero tanto.
Miénteme una eternidad
que me hace tu maldad feliz.
Y qué más da
la vida es una mentira.
Miénteme más,
que me hace tu maldad feliz". .
Bolero de Armando Domínguez inmortalizado por Olga Guillot, 1954
Se vive la zozobra en Nueva York. El culebrón Vicky Peláez se ha visto desplazado por un vestigio feudal –la reina de Inglaterra- y por la metrópoli, el triunfo español en el fútbol. El melodrama impartió renovada vida a un reportero de cloaca, a un rotativo en decadencia y a cinco o seis activistas de barrio, fósiles de la Guerra Fría. Pedro Almodóvar prepara el lápiz para comenzar un guión. El kitsch une a los personajes de este relato que saltan del margen a la redacción de un diario metropolitano. El triunfo mediático llega a una columnista –según fuentes fidedignas- que fue disciplinada profesionalmente por plagio y reciclaje de material. Alcanza ahora sus soñados quince minutos de fama. Su permanencia en EL DIARIO es indicio de inercia y falta de discernimiento empresarial.
Vicky Peláez hizo carrera de repetir clichés revolucionarios y adular caudillos tercermundistas. Resentida ante la sociedad racialmente excluyente de su país, buscó venganza en la estridencia y radicalización de su perspectiva política. Como mecanismo de compensación contrajo nupcias con un blanco ¡eslavo por añadidura! que (según confesión a la fiscalía) espiaba para los servicios de inteligencia rusos. Los escritos de la caricaturesca guerrillera nos llevan a su visita a Cuba durante una efeméride, aguardando ansiosa al Comandante Fidel que yacía en un lodazal de heces fecales. Peláez es la autora de frases lapidarias como “Fidel Castro ya es un hombre inmortal” tras una cita de Georgy Plekhanov. < http://www.cubadebate.cu/opinion/2006/12/07/el-caguairan-cubano-sigue-de-pie/ >
Una alianza se formó entre Peláez y Gerson Borrego (no le digno con el apellido paterno), compadre de la gerente Rossana Rosado. Resentido retirado de las fuerzas armadas pasó con voz impostada y ademán teatral del amarillismo radial a la prosa de cloaca en el rotativo neoyorquino. De diminuta estatura, rostro de bulldog y complejo napoleónico, su opus periodístico se ciñe a una serie de “J’accuse”, pretendiendo ser Émile Zola en El Barrio. Durante el corto reinado borriqueño, la presunta espía alcanzó el cenit de poder: directora del Buró Latinoamericano. El compinche de la peruana demitió con característica mojiganga al proponer publicar una epístola de su ídolo secreto: el vetusto Fidel. El documento era tan faux (se comenta en los medios) como el periodismo de Borrego. Su “Le cantarán a Fidel en Harlem”, publicado en Granma < http://www.cubaminrex.cu/Para%20Fidel/Articulos%20y%20noticias%20relacionadas_index.html#18 > da una medida de su adolescente idolatría por el líder cubano.
El escándalo creado a partir de las alegaciones de espionaje pelaezco llega tras la demanda contra el ex columnista Eduardo Juárez acusado de estafa a inmigrantes hispanos en el periódico “Campeón de los Hispanos”. Añade a la crisis de credibilidad de una organización que en portada de primera edición daba errónea victoria a Chávez en su fallido referéndum constitucional del 2007.
Las empresas dueñas de EL DIARIO (Gannett, Latin Communications, Knight Patton, Tribune, Impremedia) y su representante en la gerencia, Rossana Rosado, han permaneciedo ciegas ante la augusta tradición periodística hispana. Su misión ha sido el aislamiento y la desconexión con la venerable labor de baluartes como El País, El Mundo, La Vanguardia, El Clarín, El Tiempo, Excélsior, La Jornada, El Economista, que de España a Iberoamérica han sido fuentes de orgullo a la profesión. La política editorial de EL DIARIO y sus amos yanquis sostiene la premisa que los “latinos” al cruzar el Estrecho de la Florida o el Río Grande sufren un trauma cerebral. Madison Avenue y los empresarios dueños de medios de comunicación adjudican un entorpecimiento al hispano, una condición que les hace incapaces de apreciar la buena prosa, la investigación, el balance editorial y la posición verdaderamente crítica ante la realidad que se narra o se analiza. A pasos agigantados han logrado degenerar, abaratar y embrutecer el producto escrito, radial y televisivo. El reportaje noticioso, el lenguaje, balance de perspectivas y el manejo de las pautas editoriales en los medios de comunicación les hacen factorías de megalómanos, reino de "misses" y "beauty queens" y centros de mercadeo para engendros bastardos de entretenimiento en masa.
En una movida predecible en este culebrón se atrinchera el guerrillero Borrego “Bajo Fuego”. Llama Barack Hussein Obama al presidente (como suele hacer Rush Limbaugh), cuestiona al Buró Federal de Investigaciones por motivos políticos y porque a J. Edgar Hoover gustaba el atuendo de mujer (la conexión lógica no se hace evidente). Rossana Rosado y la empresa imponen una mordaza a los empleados de ImpreMedia pero hacen salvedad con el despechado Borrego. Con el sentimentalismo que caracteriza la prensa rosa que prospera bajo la gerencia de Rosado, el columnista ponceño (que nada tiene de Serrallés) arremete con tono de bolerito contra las patrañas que asedian a su amiga Vicky: “¿Y qué más da? / La vida es una mentira. / Miénteme más, /que me hace tu maldad feliz”.
* El escritor Justo Sánchez se sometió a la altisonancia y vodevil de EL DIARIO por muchos años mientras se desempañaba como editor de bellas artes y cultura. En su tiempo en EL DIARIO entrevistó a Philippe de Montebello, Yevgeny Kissin, Fernando Botero, al director del Musée du Louvre y la soprano Cecilia Bartoli, al autor Arturo Pérez Reverte, Carlos Fuentes y a su amiga Rosario Ferré. Reportó en conjunción con el legendario catedrático Jonathan Brown la visita al Frick Museum de las dos Infantas de España.
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