Cannabis sativadior en el Vienna Dioscurides del siglo VI dC
Los que entre el humo caminan
El pasto del letargo
Como incienso de un botafumeiro, una niebla espesa cubre el estado de Colorado. Desafiando la nieve, miles de consumidores dieron
la bienvenida al 2014 en interminables filas. Adquirían hierba mágica de
jardines encantados. Estudiosos en materia botánica compiten con el herbolario de Shên Nung, Avicena y el jardín de Sor Hildegard
von Bingen. De pronto proliferan las diferentes especies del género cannabis para usos,
sabores y aromas diversos. Los historiadores se remontan a Taiwán, repasan a
Heródoto y remueven las prácticas litúrgicas de judíos y cristianos. Los facsímiles del Vienna Dioscurides se
distribuyen por la Red.
Aprobar la venta de marihuana en Colorado y
Washington (ya puede adquirirse por prescripción facultativa en muchos estados)
fue una decisión capitalista. Arrebataron la clientela a los cárteles de
Sinaloa, Juárez y Tijuana. Escuchar a un entrevistado por el equipo
“60 Minutes” analizar el potencial del mercado y las técnicas para la expansión y diferenciación de su marca y línea, nos permite apreciar la racionalización empresarial que se mueve
tras el mercadeo de un producto asociado a la contracultura.
El cultivo y
uso de la marihuana en Estados Unidos comienza con colonos como George Washington que la siembra
para confeccionar soga. William O’Shaughnessy como terapia médica trajo a los
estantes farmacéuticos un potente extracto. Con el paso del
tiempo, algunos estados hicieron colocar el letrero “veneno” en los
recipientes. El cannabis fue un “narcótico de moda” según el New York Times. A finales
del siglo XIX los salones para su consumo eran frecuentados por la alta
burguesía.
Extracto que llenara los estantes de las farmacias estadounidenses luego clasificado como veneno
Estudiosos como French, Earlywine y otros indagan la
complicidad entre los millonarios William Randolph Hearst, Andrew Mellon y los
DuPont que vieron en el henequén y la marihuana competencia y amenaza a sus
inversiones en el tipo de papel desarrollado para imprimir periódicos. Echando
al olvido los elegantes salones de la Belle Époque, comenzaron una campaña de
horror ante las violentas consecuencias del frenesí marihuanero.
La despenalización de la marihuana en Washington y
Colorado es una brújula. Paulatinamente otros estados, como ha sucedido con los matrimonios
gay, tomarán medidas similares. ¿Es derecho o narcosis? Ambos. El derecho a
tomar alcohol, a los videojuegos, al cigarrillo, a los adictivos refrescos y comidas en los tugurios de hamburguesas, a la bazofia televisiva,
el consumismo de baratijas que adquieren en bazares llamados “malls”
contribuyen a una población anestesiada. Poco a poco se otorga el derecho a otro
estupefaciente, se crea una industria lucrativa y los cofres estatales se
benefician. Se destruye la línea de productos a un vecino: México.
Y si de uso recreativo se trata, ¿quién plantea el
uso recreativo de los nuevos ansiolíticos rusos como el Selank y el
Afobazole? ¿Por qué no se da libertad a un esparcimiento -jolgorios, bacanales- con Xanax y Serax, con el
mismo Klonopin? ¿Tendremos que ir a Colorado para utilizar el antioxidante ansiolítico
Mexidol?
Acaba de publicarse la lista Forbes de multimillonarios. Vieron en el 2013 sus ingresos escalar a ritmo precipitado. El salario mínimo sin
embargo sigue congelado. Estados Unidos necesita un bálsamo que adormezca la conciencia de fragmentación, dislocación y enajenamiento. Cuando Obamacare
es un desastre, la violencia ocasionada por las armas de fuego no amaina, los estudiantes norteamericanos continúan en
un pantano según confiesa la Ministra de Educación, el ciudadano necesita el pasto
del letargo.
Una sacudida puede desbalancear un sistema o bien sacar
a la población de la modorra. Estados Unidos ha desarrollado ritos analgésicos ante los "shocks". ¿Una matanza? Se organiza una
liturgia interconfesional que se cierra con el himno “Amazing Grace.” ¿Un
ciclón o desastre? Los cantantes y los actores de Hollywood se reúnen para un
concierto recaudatorio y autopromoción. ¿Una tragedia que se evita con
heroísmo? ¿Una injusticia o situación de pobreza donde interviene la
generosidad extraordinaria? La prensa le otorga “air time” y una invitación a la Casa Blanca.
Los más heroicos y sacrificados aparecen en campañas políticas o en el balcón
durante el discurso anual “Estado de la Unión”. Los narcóticos como la
sobrealimentación, el alcohol, las armas de fuego y los juegos violentos
funcionan para la desensibilización sistemática. A pesar de vivir en
condiciones estresantes como la pobreza, injusticia, desigualdad y un gobierno
sordo, la ansiedad correspondiente logra reprimirse. Vive ahora el pueblo en
lucha contra el anonimato y la marginalidad intercambiando “selfies” y frases
anodinas en las redes sociales.
Un pueblo anestesiado
El capital hegemónico que controla la política y los medios de comunicación oligopolistas, establece parámetros de regimentación y homogeneización. Se valen del diseño industrial, la programación mediática, la promoción, la masificación y la reificación. Vemos aumentar su arsenal con otro estupefaciente, la marihuana. El letargo hace difícil la toma de conciencia de sí, la autorreflexión y las posibilidades de acción política.
En diciembre -ha pasado al olvido colectivo- se
anunció que una exploradora inglesa hubo de localizar al fin los míticos
jardines de Babilonia. Aquellos arqueólogos que estudien el siglo XXI entre
montañas de botellas plásticas, ruinas de edificios mal construidos, latas de refrescos,
bolsas plásticas y videojuegos encontrarán extraños viveros -no invernaderos-
de pasmosa artificialidad industrial. Restos de cannabis sativa les harán
pensar que fue el nuestro un siglo de chamanes y ceremonias derivadas de
los dacios y escitas. Fueron otros los ritos que, adormecidos, nos hicieron
caminar, sentidos embotados, entre el humo de la produccion ideológica que sostiene al poder oligarca. Nos dieron el pasto del letargo.
1 comentario:
Te aseguro, Justo, que van a juzgar la nota como una condena. Querido: ¿quién lee a Gramsci? Estás desfasado. Lo de la población anestesiada no está mal. Por supuesto, lo de los arqueólogos del futuro y los ritos analgésicos que tienen allá en América es veneno de buena cosecha. Tenías que echar mano de la herbolaria medieval. Justo, no cambias.
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