15 de abril de 2011

En producción el más reciente documental sobre Cuba


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En producción el más reciente documental sobre Cuba

‘El Último Discurso’, documental brasileño indaga la censura, los bloqueos y el coro de nuevas voces, agentes del cambio

Invasores en zona militar, desde el antropólogo al periodista cometen transgresión. Van armados con preguntas y lentes a territorio sitiado. Habían realizado su penetración exploratoria cuando llegaron a casa cerca de la medianoche. En sus cofres fulguraban tesoros digitales filmados con cámara oculta: la bloguera Yoani Sánchez conversando por las calles de La Habana, Juan Juan Almeida en huelga de hambre, las Damas de Blanco tras un enfrentamiento con autoridades del MinInt. Buscaban una voz crítica, independiente y contestataria. Sin la pedantería de los académicos, repasé a Pablo, el viejito que creció en Bretaña*. Quien controla el territorio lo posee, más que con leyes, con velocidad de movimiento y circulación. Les apunté que un kastro (fortificación o asentamiento) feudal es una mole sin celeridad para reaccionar a la transmisión instantánea de imágenes y mensajes. Adaptando el lenguaje del teórico francés: La Habana está diseñada como una ciudad fortificada “con espacio político para la inercia habitable”. En la isla, sin embargo, ha explotado una guerra: una infoguerra. De un lado, los Camilitos, los reclutas, el MinInt y el MINFAR en caballos y armaduras. Por el otro, Yoani, laptops, la red y los fotógrafos que rodean a las Damas de Blanco.

Se calcula que 4 de cada 100 habitantes de la isla es dueño o utiliza una ordenadora. Sólo el 13% de la población tiene acceso a la red, controlada por el Centro Nacional de Intercambio Automatizado de Información (CENIAI). El estraperlo aumenta esta cifra a niveles incalculables. La actividad de los periodistas y analistas independientes en la red no es exclusivamente para consumo externo si consideramos que son materia de discusión entre la juventud cubana y -con cifras conservadoras- un 8% de la población frecuenta sus sitios.

 Un cable del 20 de diciembre de 2009 hecho público por WIKILEAKS subraya que los blogueros representan “una amenaza mucho más seria” para el gobierno cubano que la disidencia tradicional. Estados Unidos considera que la denuncia de las detenciones y maltratos sufridos por los periodistas es una herramienta política porque representan “un grupo que frustra y asusta al gobierno cubano como ningún otro”. Añade el cable: “La popularidad de los blogueros, que crece como una seta, y la ventaja que llevan a las autoridades en materia de avances tecnológicos, hacen mucho daño al régimen”.
http://www.wikileaks.ch/cable/2009/04/09HAVANA221.html


La organización Reporteros sin Fronteras lanzó un llamado en el 2008 a conmemorar el 12 de marzo como Día Mundial Contra la Ciber-Censura. Quiso contar con el apoyo de todas las naciones e instituciones posibles para llegar a una Red Internet sin restricciones. Tomando en cuenta las excarcelaciones de las víctimas de la Primavera Negra el informe aún coloca a Cuba en mala compañía en cuanto a represalias contra los periodistas: Uzbekistán, Vietnam, Ruanda, Yemen y China.


Según la propia agencia independiente: “La situación en el país no evoluciona mucho. La censura y la opresión son todavía cotidianas para los disidentes políticos y los profesionales de la información.”


Cuba es todavía una nación oral. El periódico oficial, Granma, apenas ofrece dos pliegos. Juventud Rebelde y otras publicaciones tienen escasa circulación. La forma preferida de comunicación es la alocución ante una masa congregada o los partes televisivos y la siempre socorrida “Radio Bemba”. Fijar de forma escrita una memoria colectiva o individual tiene los peligros de la interrogación y la especulación. Divulgar información por escrito sin pasar por los protocolos establecidos –y a velocidad instantánea- es máxima subversión. No es ésta una polis que se mueve al ritmo de PetaFlops (unidad de velocidad de las supercomputadoras). Lo que se transmite deja pasar huellas no-controladas del contexto. Ya en su rol como socio-comunicador, el bloguero independiente se coloca en posición dialéctica, por ende precaria. ¿Cuáles son las reacciones? La coacción a los emisores (amenazas, maltratos, interrogatorios, detenciones), restricción de movimiento (negación de permisos de viaje), campaña de calumnias (blogueros como agentes de la CIA), control de los canales (restricción de la red), intensificar las campañas de imagen sobre el referente (utilizar blogs favorables al gobierno) y evitar la retroalimentación.


Aunque Yoani Sánchez figurara en las páginas de la revista Time, pocos reportan que el gobierno prohíbe sus viajes a recibir reconocimientos profesionales. La bloguera ha sido víctima del maltrato en manos de las autoridades. Guillermo Fariñas, disidente cubano recibió el Premio Sájarov. Su silla vacía fue icónica del bloqueo cubano a las voces independientes. Es detenido a menudo y sometido a interrogatorios.


Traductores y activistas como el gran periodista italiano Giordano Lupi dan a conocer el quehacer del periodismo independiente cubano en la red. Los blogueros operan en castellano, lejos de la lingua franca de los oligopolios mediáticos. “Les guignols de l’info”, (los títeres de la información) están diseñados para maximizar puntaje o sacar el mayor alcance a sus transmisiones, periódicos, libros y folletos adaptándose a las características demográficas de sus receptores. El crecimiento y longevidad de los vehículos de comunicación en masa radican en convencer a las agencias publicitarias que los receptores son el mercado para sus productos. En las grandes empresas europeas y norteamericanas, zarandear la construcción fantástica de Cuba es editorialmente y comercialmente atrevido, para no decir costoso. Dos grupos manejan, maquillan o eliminan de la palestra la problemática cubana:


(1) Aquellos en la “intelligentsia” institucionalizada que consideran a Cuba el último bastión anti-yanqui. La isla es el lienzo donde este grupo plasma sus ideales utópicos. Una labor desmitificadora es siempre titánica. “Les guignols de l’info”, provenientes del mal-pagado gremio periodístico dejan atrás el fastidioso fardo de la imparcialidad profesional cuando el gobierno cubano les paga un viaje y extiende invitaciones a visitar la hiperrealidad Bodeguita del Medio, Plaza de la Catedral, Varadero, Paseo del Prado, ceremonias afro y alguna que otra “cubanalia”.


Durante las Bienales de La Habana u otras actividades culturales la “intelligentsia” como la Fundación Ludwig, la Fundación Rockefeller, grupos universitarios, galerías de arte, coleccionistas importantes y sus séquitos de curadores y críticos asalariados ejercen el neocolonialismo disfrazado de “political correctness”. Citemos un caso concreto: compran arte cubano a precios irrisorios para fines coleccionistas o lucro ya que la mercancía alcanza cifras de reventa a márgenes sustanciales de ganancia. El Primer Mundo ha sido agente de expolio para muchas de las obras del patrimonio nacional cubano. El Fondo de Bienes Culturales es cómplice del holocausto artístico.


(2) Los empresarios ven en Cuba un mercado virgen para sus proyectos de inversión (bienes raíces, puros, ron, hotelería) y un destino turístico a precios risibles para el viajero europeo o latinoamericano de bajos recursos.


El lente europeo y norteamericano padece de racismo y machismo, chovinismo en sus ejes interpretativos.


(1) Cuba es un país hispano donde la situación racial y la pobreza no representa una prioridad editorial para la prensa internacional. Con un 34% de la población negra o mulata, el lente capitalista se enfoca sólo en las piruetas dramáticas del excéntrico caudillo (blanco y producto de una tradición latifundista y privilegiada).


Para los cinematógrafos, fotógrafos y reporteros de viajes o variedades, el gancho periodístico es un país en ruinas. La decadencia despierta morbosidad. La fascinación por las fotos o caminatas por entre edificios en ruinas, los “solares” (cuarterías), las paredes sin pintura, las jineteras exuberantes reafirman valores burgueses. La isla caribeña les hace vivir su aventura en el subdesarrollo. Centro Habana es un Disney de son, mojitos, puros, santería y putería. Para los pobres taxistas italianos, operadores de grúas mexicanos, burócratas anónimos canadienses y choriceros españoles, la inopia cubana les regala un espejismo social, imposible en sus propios países. La enajenación proletaria y los rigurosos esquemas de estratificación y exclusión capitalistas abarrotan los aviones a Cuba, ilusionados van todos de sentirse “señores”.


La música proveniente de un pueblo en la pobreza es asimismo objeto de la explotación a cargo de promotores y casas disqueras primermundistas. El rentable proyecto “Buena Vista Social Club” rescata joyas musicales pre-revolucionarias interpretadas por artistas negros, reflejos de una fotogénica decadencia habanera. Como el Príncipe a Cenicienta, los alemanes les dan vida y los llevan a Palacio.


(2) Cuba se ha vuelto un lugar para el “eroturismo”. La situación de la mujer cubana, la prostitución aún de las jovencitas, la carestía que enfrentan se ha descrito por la periodista colombiana Silvana Paternostro “Communism versus Prostitution” publicado por The New Republic no es de interés a los países predadores. El gobierno machista y proxeneta es cómplice al servirse de las jineteras como fuente de divisa y atracción turística. Las empresas de viajes en el mundo capitalista se aprovechan (colonialistas al fin) de esta situación para incluir la belleza de la mujer cubana como parte de sus “packages”.


Castro ha creado en Cuba un Κάστρο (kastro), del que no se sale o entra -bloqueado- así sea el bloqueo yanqui su patológica obsesión. Su isla está aislada de los artistas e intelectuales vedados por el régimen, como de los libros, música y prensa censurados. La red está controlada. ¿No sigue Alan Gross bajo arresto por llevar equipos de comunicación? Como los emperadores chinos, Castro castra a sus ministros y cuanta posible amenaza improvisa su fértil paranoia. De tal suerte se salvan las concubinas o jineteras en venta a los extranjeros.


A mi casa los osados cineastas no llegaron escondidos ni con equipo oculto. Quisieron ventilar el tema de la censura en su filme El Último Discurso. Les ofrecí un jerez Oloroso y hablamos sobre la red como instrumento de cambio. La Habana no será el sitio de la Revolución del Jazmín ni del Nilo ni aún de la mariposa, flor nacional cubana. ¿Podrá ser la Revolución del Gladiolo por el arma que enarbolan las Damas de Blanco? La mujer –hube de confesarles- tiene que saltar al liderazgo de todo cambio. El machismo y el protagonismo falocéntrico, riflecéntrico, caudillista cubano agotaron toda posibilidad de transición a una sociedad civil. Los líderes de la disidencia y de la apología, andan todos armados de falos contemporáneos: el lente y el micrófono.


La producción El Último Discurso no se propone trazar la ruta al apocalipsis. El interés de los productores no cifra las coordenadas cronológicas del último sermón en la Plaza Revolución. Los cineastas, aquella madrugada en casa investigaban el cambio retórico que ocurre en Cuba. Las bases de un lenguaje, sus categorías, sintaxis y parámetros se unen a los ritos e instituciones que sostienen un sistema sociocultural. Yoani y los blogueros arrancan a la hegemonía lugares de autonomía donde se trabajan cambios radicales. Allí sientan las bases para el nuevo discurso. Allí en la red y en los laboratorios de la “Generación Y” pensante está el futuro de la nueva cultura cubana.

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*Parte de mi rebelión ante los parámetros exclusivistas de la clase académica es evitar mencionar el nombre de los filósofos de moda, los neologismos y las palabritas del momento como “narrativa”, “discurso”, “debate”, “coyuntura”, “deconstrucción”. Al escribir o hablar a un público general, estas prácticas son tan excluyentes como los sistemas jerárquicos basados en pedigrí o capital.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestra veerdad. Muy bien dicha. Gracias Justo.

Diego dijo...

Me alegro que nuestra verdad este tan bien expresada, tan oportuna ademas.
Buen trabajo... como siempre

Anónimo dijo...

Señor Sánchez: Muy exhaustivo su artículo, hecho a cabalidad. Díganos cuándo y dónde se estrena el documental. Otra cosa que me llevo al leerlo. Parece indicar que por la mera naturaleza económica estamos condenados a la mirada que nos ofrecen los periodistas comprados, las inertes compañías de medios o las empresas que se aprovechan del turismo en rebaja.

Anónimo dijo...

Que tragedia. Me hace pensar que La Habana se ha convertido en algo parecido a lo que se ve en la Zona Roja de Amsterdam. Una pobre mujer en una vitrina para que la miren algunos y otros la manoseen por unas monedas. Quien diría que la Patria de Aguilera, Agramonte, Maceo y Martí -gente de clase y dignidad-caería en ese pantano. Malditos los eroturistas. Benditos quienes viajan de afuera y se arriesgan para decir la verdad. Toda. La de las ruinas y harapos. Y la de gente digna que no se doblega ni se mancha del fango del pantano. Buen post. RB

La Mano Poderosa dijo...

La verdad es un arma que solo se defiende con mentiras. Has dicho la verdad, pero, el interes economico del partido Castro-colonialista tiene el poder de comprar a los "intelectuales y artistas oficiales". Las verdaderas "jineteras" no tienen que caminar por el Malecon en La Habana, solo ejercen su talento de llenarse sus bolsillos con el oro del moro y declarar que "el arte no es politico". Mientras que ese grupito sigan bailando ese Rumba Macabra, no habre ningun escape.
Te Felicito Justo.

Anónimo dijo...

Está muy bien que alguien de EEUU pueda expresarse de esa manera del periodismo que llamamos libre y las crónicas de Cuba que imagino las dictará el Barbas. Aquí en España donde no somos choriceros se escucha hablar de la Yoani Sánchez, como no.

Anónimo dijo...

Que te digo, Justo? Justo en el centro, como siempre. A buenas patadas, por el centro de sus bocotas fellatieras. Cesar.

Unknown dijo...

me dejas desarmado compadre,,que vision tan lucida y que precision en cada párrafo,,nada es posible escribir después de esto, fantástico
A.Marino
Ps me quedo con el termino Cubanalia