28 de marzo de 2011

Un palenque en Miami Beach

Un palenque en Miami Beach



Milo Lockett, Ramón Vázquez y Rosario Bond, coherentes con el nauseabundo zoco donde se vende desde bisutería hasta máscaras africanas



 Cuando el cónsul Arturo Morell me escribió para anunciarme la participación de México como país invitado a la feria ARTEAMERICAS en Miami pensé: la dirección busca un viso de legitimidad. ¿Sería una puerta de entrada a importantes galerías y la participación institucional de grandes museos? Me equivoqué. Trajeron una galería de nombre y la sombra de importantes museos.


El observador Alfredo Triff, profesor y ensayista, ha sido el primero en llamar a ARTEAMERICAS un desastre: http://www.tumiamiblog.com/2011/03/americas-2011-nos-regala-una-verdadera.html  


Ya que se festeja a México ¿dónde están Ramis Barquet y OMR? ¿Dónde está Nina Menocal que tantos nexos tiene con el Gordo Molina? Y en general: ¿dónde está Praxis, Durban-Segnini, Ascaso, recién abierta en Miami, Ruth Benzacar? ¿Dónde están los chicos de Dot FFITYONE? Ya es hora que alguien llame a ARTEAMERICAS por su verdadero nombre: una quincalla. No hay más que recordar que el dueño –el publicitario Leslie Pantín- tiene a su haber el bazar Cuba Nostalgia. ¿Qué experiencia tiene en ferias de arte? Miami es tierra de auto-invento. La directora, Dora Valdés Fauli, recién despedida de la galería Americas Collection, no está en su mejor momento para imponer criterios rigurosos. María Nápoles, subdirectora trabajó en la industria automotriz (Volkswagen) en Puerto Rico y en una empresa de fumigación antes de pasar a vender anuncios en Arte al Día. El otro director es una combinación de pintor, escultor, arquitecto, decorador. En su historial tiene un mural en el cabaret Cuba8. El comité asesor es un grupo de “socialites” sacados de la revista Selecta, entidad patrocinadora.


Si Alfredo Triff se queja por un grupo de burgueses que compran bisutería de Tiffany’s a mitad precio, no es para sorprenderse. Buccellati no iba a prestarse a semejante bufonada. En el agudo y perspicaz reportaje del Nuevo Herald, un contable, querido amigo, intenta convencer al público que es coleccionista de arte africano. Vende máscaras africanas junto a paisajes de Lydia Rubio y obras de Humberto Castro. Nunca vi en su casa -donde abundaban los pierre durs y los perros fu- nada africano. La auto-ficción es parte del paisaje. Acabando de ver la colección de arte africano en el Brooklyn Museum me asombro del atrevimiento de la Calle Ocho al emitir opiniones trasnochadas sobre el arte de ese continente.

El dueño de una galería de Coral Gables tomó con precisión la temperatura del mercado ARTEAMERICAS. Sacó de su despensa cuanta obra de benjamín isleño tenía y armó una Acacia en Miami Beach. Con cuadritos en promoción y con temas asequibles (libros, paisajes y surrealismo “light”) realizó sus ventas. Todos pueden, al menos durante un fin de semana, asumir con ilusión el rol de coleccionistas.


Si Dora Valdés Fauli pretende hacer una ARTEAMERICAS  "feria boutique” (palabrita gastada de "marketing"), que cambie la mentalidad de zoco que logra año tras año.